La eventual incursión militar de Israel en Gaza
Ante el ataque del grupo terrorista Hamás en territorio israelí de la zona de frontera con la Franja de Gaza de Palestina, eliminando durante el violento asalto a cuanto habitante de Israel hallase en su camino -se calcula en más de 1200 los muertos, llevándose a otros 160 como rehenes, entre niños y mujeres, seguramente en la idea de canjearlos-, lo que ha puesto al descubierto las enormes falencias en los sistemas de seguridad del Estado de Israel, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, harto criticado por esta insospechada vulnerabilidad, avistado en las últimas horas con chaleco cerca de sus tropas seguramente arengándolos, tiene en sus manos la decisión para llevar adelante o abortar la incursión militar en el norte de Gaza, una vez agotado el lapso de 24 horas, que cronológicamente ya culminaron, que diera para que la población palestina evacúe la zona norte de la ciudad. Al cierre de esta columna, en que aún no se ha iniciado la invasión terrestre, la censura y la crítica internacionales por la inminente operación israelí con el objetivo de ubicar y liquidar a los miembros del Hamás, sigue creciendo y no precisamente por los milicianos mismos, sino por las bajas, seguramente inocentes, que se producirán decantadamente. Hay varias cuestiones centrales que comentar.
En primer lugar, no parece que será una operación militar fácil, pues ¿cómo diferenciar entre un terrorista y un civil que habita en Gaza?, pues no se vaya a creer que los 2,3 millones de habitantes de Gaza son miembros del Hamás; además, a estas alturas los terroristas ya no deben hallarse en las casas, sino en los escondites o túneles que levantaron no solamente para librarse de los bombardeos israelíes, sino, también para ingresar armas procedentes de otros países de la región. Aun cuando la incursión de Israel en Gaza se sostiene a partir de la legítima defensa, será importante también afirmar que dicha incursión militar queda subordinada al cumplimiento de las reglas del Derecho Internacional Humanitario, que obliga a proteger a la población indefensa que se halla en medio del conflicto o de la guerra. Si hasta aquí es puro derecho internacional lo que estoy refiriendo, usted tiene toda la razón estimado lector porque lo que habrá será una operación militar con el objetivo de derrocar al Hamás del control político gubernamental en la Franja de Gaza, pues para Israel esa será la única posibilidad para cambiar el temperamento en Gaza que cree las condiciones para negociaciones ulteriores.
El precio será muy alto porque de un lado, serán vidas palestinas en Gaza y de israelíes secuestrados, inexorable fatal desenlace de la eventual operación, y de otro, el riesgo de una extensión del conflicto a otros actores de la región como Siria, recientemente bombardeada por Israel, Irán inocultable enemigo acérrimo de Israel, Líbano que tiene en el Hezbollá a un activo aliado del Hamás, y sabe Dios si Qatar, que acaba de advertir el corte de las exportaciones de gas para el resto del mundo. Cuenta, finalmente, que la operación será para el desgatado Netanyahu, que ha conseguido apoyo de la oposición a duras penas y solamente circunstancial, la oportunidad de atenuar la avalancha de señalamientos de responsabilidad que los israelíes están imputándole por todo lo sucedido en la frontera con Gaza. Veremos qué pasa.
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