La ética y el chat GPT
La inteligencia artificial ha llegado a facilitar el acceso a la información de toda índole. En el ámbito del derecho y la ciencia jurídica se ha convertido en una valiosa herramienta que nos permite ahorrar tiempo en el procesamiento y elaboración de documentación jurídica, en la generación de expedientes electrónicos, mejorar la eficiencia del análisis de contratos y legislación compleja. Sin embargo, estas herramientas, como el denominado chat GPT, no pueden reemplazar el razonamiento y sobretodo la ética de la persona.
Como docente, espero que mis alumnos puedan acceder a toda la información relevante para el estudio del curso. Para esto, la diversidad de los enfoques resulta importante para que puedan construir su propia posición crítica sobre determinadas problemáticas a resolver a partir del análisis de casos en las evaluaciones. Pero también, resulta necesario reconocer, que no solo se evalúa el conocimiento o la capacidad de análisis, sino también el perfil ético del futuro abogado. Siempre cabe la posibilidad que algunos recurran al plagio, y pensamos que gracias al Turnitin, ese posible escenario lo teníamos controlado, pero nadie contaba con el denominado chat GPT.
Los alumnos recurren a la inteligencia artificial para sus trabajos monográficos, para elaborar sus tesis y ahora para resolver sus exámenes. Lejos quedaron las épocas en la que, al menor intento de plagio en un examen, uno podía terminar hasta expulsado de la universidad, sin contemplación alguna. Escribirse en la pierna, susurrar tapándose la boca y los acordeones de papel, son una mala broma frente a un chat que le dicta al alumno lo que debe responder, sin mayor reflexión sobre el tema consultado. Y en este punto, a los docentes no nos queda más remedio que innovar nuestros métodos para atrapar al timador y comprobar el plagio, asumiendo las consecuencias del tiempo que perderemos comprobando el engaño del estudiante.
La inteligencia artificial se mueve en la nebulosa de la ausencia de regulación. Aprovecha los espacios en los que el ojo humano es incapaz hasta de detectar conductas que pasan desapercibidas. El uso de un chat GPT como herramienta innovadora suma a nuestra formación profesional y es parte del ejercicio de nuestro derecho al libre desarrollo de la personalidad, así como de nuestro derecho de acceso a la información, pero su uso resulta contrario a la ética en contextos que exigen la mayor transparencia y honestidad en la comprobación del conocimiento académico adquiridos.
Finalmente, resulta importante reconocer que a medida que la IA se va introduciendo en nuestras vidas, se hace necesario que esta se rija bajo un marco de principios jurídicos y éticos que sean reconocidos globalmente, así como crear filtros para su uso. Sin embargo, no menos cierto es que la crianza con valores hace la diferencia entre salir aprobado con ayuda de un chat artificial o desaprobar con honestidad.
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