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La estafa del siglo

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Fecha Publicación: 08/07/2024 - 23:00
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Durante toda una década, los hampones fiscales que han manipulado ese sainete bautizado como el proceso Lava Jato se dedicaron a perseguir políticamente –no criminalmente, como correspondía– a quienes no se sometieron a la mafia caviar que, desde el día uno del régimen instaurado por Alejandro Toledo, secuestró el Estado poniéndolo a sus órdenes.

Nos referimos, fundamentalmente, a Rafael Ernesto Vela Barba y a José Domingo Pérez Gómez, par de sátrapas que saltaron a la fama a partir de estafar al Estado peruano, haciéndole gastar millones de soles en humo. Pero, a su vez, montaron un gran escenario teatral para proteger a Odebrecht y a todos sus asociados peruanos –empezando por José Graña Miró Quesada– como cabezas de la comparsa mediática que urdieron, basada en entregarles primicias exclusivas a aquellos medios corrompidos por el Estado, con el propósito de que mejoren sus ventas venidas a menos a lo largo de esa década dedicada a engañar al pueblo para resguardar a Odebrecht y a sus partenaires locales.

Hoy, aquellos medios periodísticos navegan en medio de una quiebra generalizada, tras haber colapsado sus ventas precisamente por la pérdida de credibilidad que sufrieron ante sus lectores. Transcurridos ya diez largos años, no existe una acusación fiscal –por parte de esta parejita de estafadores trajeados de fiscales– contra los presuntos autores del escándalo más grande en la historia del Estado peruano. En tanto Odebrecht, autora de la estafa, se dio el lujo de despreciar el pacto secreto que sus representantes firmaron con Vela Barba y Pérez Gómez, como excusa para condonarles toda su responsabilidad en la trama Lava Jato, a mérito de una hoy inexistente confesión sincera, por parte de la brasileña, respecto a la cadena de crímenes que cometió durante dos décadas y media de multimillonarias estafas al Perú.

Para Vela Barba/Pérez Gómez reina, hasta hoy, una impunidad jamás vista en los anales históricos de la Justicia peruana. Desde toda lógica, resulta incomprensible semejante permisibilidad con ese par de delincuentes disfrazados de fiscales, quienes han actuado como operadores de Odebrecht y sus socios locales, Graña y Montero: además de una cadena de empresas que formaban el llamado “club de la construcción”, incluyendo las de Martín Vizcarra.

Pero todo este sainete montado por Vela y Pérez, con anuencia de Fiscales de la Nación como Pablo Sánchez, Zoraida Ávalos y Juan Carlos Villena, no debe quedar impune. Estos son corresponsables no solo de haber montado ese cerco de protección alrededor de Odebrecht y sus consorciadas locales para esconder la estafa del siglo al Perú; sino que alrededor de aquello, crearon una narrativa para culpar a los rivales políticos de la camorra caviar que dirige Gustavo Gorriti.

Tanto que ahora, el Estado peruano, manejado por esta mafia, pone y saca a jueces, fiscales; incluso altas autoridades como los miembros de la Junta Nacional de Justicia, del Jurado de Elecciones, Reniec, etc., convirtiéndolas en coraza de acero para librar de la Justicia a los responsables de la estafa más grande sufrida por el Estado peruano, a manos de Odebrecht y sus socios locales.

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