La Estación Desamparados: entre la Casa de la Literatura y el Parque de la Muralla
La Estación de Desamparados se inauguró el 20 de setiembre del año 1912, al ocaso del primer gobierno de Augusto B. Leguía, y días antes del inicio del breve gobierno de Guillermo Billinghurst. Por aquel entonces Lima contaba con 150,000 habitantes aproximadamente, aquel hecho fue importante porque no solamente representó un signo de modernización impulsada por el presidente Leguía, sino que permitió la conexión con el interior del país.
La Estación de Desamparados estuvo en operaciones hasta la década de 1990, en la que languideció y posteriormente fue cerrada por la liquidación de la Empresa Nacional de Ferrocarriles del Perú (ENAFER), empresa creada por el velasquismo luego de que varias empresas privadas que dieran servicio de transporte fueran nacionalizadas; de modo que, la Estación de Desamparados tuvo una vigencia útil de 78 años.
El año 2009, Desamparados fue cedida al Ministerio de Educación, hoy este edificio patrimonial alberga a la Casa de la Literatura Peruana, institución cultural con más de 15 años de servicio y que conserva el valor histórico y arquitectónico del inmueble, además de ser un espacio cultural donde se vive y difunde la creación literaria nacional, convirtiéndose en un punto de encuentro de lectores, escritores, editores y diversos actores del ecosistema del libro.
El crecimiento demográfico desde el año 1912 (fecha en que fue creada la Estación de Desamparados) a la actualidad, es sencillamente descomunal. Hoy Lima ya no es la misma, y la gran pregunta que nos hacemos es: ¿por qué un edificio que fue creado para una estación de tren, para una Lima de 150,000 habitantes, puede volver a ser usado hoy, para una ciudad que sobrepasa los 11 millones de habitantes?
En ese contexto, por qué no pensar en el Parque de la Muralla, que depende de la Municipalidad Metropolitana de Lima. El parque, que formó parte de la antigua Estación de Desamparados, alberga en la actualidad un bloque de oficinas administrativas, cuenta con amplios espacios y los rieles del ferrocarril central aún lo atraviesan. El Parque de la Muralla presenta condiciones favorables para su adaptación a estación de trenes, debido a su accesibilidad y mayor extensión de espacio, cuenta con una playa de estacionamiento y el acceso a las calles aledañas es mucho más fluida (Jr. Amazonas, Av. Abancay, Puente Ricardo Palma). Este espacio puede ser intervenido para recibir un flujo masivo de personas de forma continua y segura. La Estación Desamparados vive una dicotomía: Entre la Casa de la Literatura y el Parque de la Muralla.
Por Gary Marroquín Mendoza
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