La estabilidad en el parlamento y la política

Otros de los aspectos que el Congreso debe modificar para cuando tengamos bicameralidad está referido a los órganos políticos que por el reglamento vigente deben cambiarse cada año legislativo. Es decir que cada doce meses el parlamento debe elegir nueva Mesa Directiva, Comisiones Ordinarias, Junta de Portavoces y Consejo Directivo. Se entiende que estos cambios son parte del “juego” político para distribuir el poder y que no se mantengan en las misma personas. Sin embargo, desde la perspectiva institucional, ¿es lo más conveniente?
Yo creo que estos cambios permanentes no son los que más le convenga a la institucionalidad del Congreso porque aunado a las modificaciones políticas en los órganos de gobierno del parlamento devienen también cambios en la burocracia que en la práctica redundan en la eficiencia del trabajo de apoyo a la labor del parlamentario.
Toda institución debe buscar la estabilidad y el Congreso no debe ser la excepción. Durante el Congreso Constituyente Democrático (CCD), aunque les duela a muchos leerlo, fue el período donde más estabilidad tuvo el parlamento ya que su presidente permaneció durante tres años y se pudo planificar el trabajo político y también el administrativo, de manera que las reformas que se hicieron en dichos años aún se mantienen en el Congreso incluyendo los aspectos tecnológicos y administrativos.
Por ejemplo, el Cuadro de Comisiones que ahora figura en el Reglamento, antes del CCD, se cambiaba cada año haciendo que existan Comisiones distintas en número y nombre creando un clima de inestabilidad. Hoy eso no sucede justamente porque para cambiar las Comisiones tendría que modificarse el reglamento del Congreso.
Imaginemos que el presidente del Congreso tenga un mandato de dos años y medio así como los miembros de cada Comisión Ordinaria generaría que el Congreso tenga predictibilidad porque tendríamos planificación en lo que se pretenda realizar.
La bicameralidad es una gran oportunidad de iniciar nuevas reformas para mejorar el trabajo parlamentario no sólo en la parte política, sino también en la administrativa.
Por ello, amigos lectores, es importante que mejoremos la calidad del voto en las siguientes elecciones; el candidato no debe tener solo ganas para ser congresista, sino prepararse para serlo ya que con parlamentarios más preparados mejoraremos la calidad del parlamento. Hay que prepararse en la ciencia pero sobre todo en el arte de la política para saber negociar y ceder a veces en asuntos que van contra nosotros mismos por el bien de la sociedad.

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