La errada propuesta peruana de reforma del derecho de veto en la ONU

El 4 de octubre de 2023, hallándome participando en la Cuarta Comisión Especial de la Organización de las Naciones Unidas, en el marco de su 78° Período de Sesiones, en Nueva York, redacté para mi columna habitual de Expreso del día siguiente, jueves 5, un artículo intitulado “El PODEROSO DERECHO DE VETO EN LA ONU”, advirtiendo acerca de la capital importancia de mantener o conservar esta prerrogativa que cuentan cada uno de los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia), que es el órgano de la ONU con capacidad para tomar decisiones sobre el uso de la fuerza en el mundo.

Lo hice motivado ante la evidencia que Rusia, pocos días antes, había vetado una resolución de condena a su invasión en Ucrania, originando que incluso, el propio presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que también había llegado a la ONU por esos días, en su desconocimiento completo o quizás por su comprensible desesperación ante los bombardeos de Moscú, había llegado a solicitar un imposible: que fuera retirada esta prerrogativa unilateral a Rusia.

Pero ¿en qué consiste el derecho de veto? Pues en impedir que pudiera ser aprobada una resolución que necesariamente exige la unanimidad de los 5 referidos miembros permanentes del Consejo, bastando únicamente que uno de ellos se oponga para que la pretendida resolución quede frustrada. Este derecho de veto como derecho unilateral está consagrado de manera implícita en el artículo 27 de la Carta de las Naciones Unidas y en su numeral 3 se lo relieva al establecer que se deberá contar “…incluso los votos afirmativos de todos los miembros permanentes…”. En 1989 Francia vetó una resolución que condenaba la intervención de EE.UU. en Panamá para detener y llevarse preso al narcopresidente Manuel Noriega; en 2011 EE.UU. vetó otra que condenaba el establecimiento de asentamientos judíos en territorios de Palestina; y, en 2016, China lo hizo contra otra resolución que condenaba los ataques terroristas en Siria.

Así, el poder de veto se usa para todos los gustos e intereses y es la llave maestra para impedir que los seres humanos nos acabemos unos a otros, por lo que si no existiera, las resoluciones se adoptarían por mayoría como ha sido la propuesta del canciller peruano, Javier González-Olaechea, torpedeando a la paz mundial, pues no será difícil imaginar, bajo esta absurda propuesta que, por ejemplo, EE.UU., RU y FR, juntos, todo el tiempo conseguirían todo lo que se propongan, dejando sin piso ni peso a Rusia y China que siempre serán minoría.

El malísimo planteamiento del canciller peruano -nadie lo acogería en su sano y elemental juicio jurídico-político-, lo único que precipitaría será que la ONU termine convirtiéndose en inviable o inservible para la paz planetaria –Rusia y China la abandonarían inevitablemente por su inutilidad–, y en camino a su desaparición, como pasó a la Sociedad de Naciones, su antecesora.

Por tanto, el poder de veto impide el antojo, el capricho o la coincidencia de los intereses de una decantada mayoría, consagrando, contrariamente, el equilibrio de poderes, en buena cuenta, entre los victoriosos de la Segunda Guerra Mundial o si prefiere, entre los que se dividieron la torta del poder del planeta.

En adición, proponer que se explique las razones del veto es desconocer que, desde el realismo del poder mundial, jamás aquel que lo tenga las dará porque el poder es superior al derecho, nos guste o no. Se confunde el ministro creyendo que debe hacerse una suerte de exposición de motivos como pasa con las normas jurídicas.

El derecho de veto debe mantenerse a cualquier precio pues es la clave para asegurar la paz mundial y lo que convendrá será retirar la propuesta para no seguir haciendo un papelón mundial –el canciller debe escuchar a los expertos de Torre Tagle–, sorprendentemente contrario al brillo que le dieron sucesivamente a la ONU, José Luis Bustamante y Rivero, Víctor Andrés Belaunde y Javier Pérez de Cuéllar.
* Excanciller del Perú e Internacionalista

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