La dupla Vizcarra y Villena
El Fiscal de la Nación, interino, Juan Carlos Villena, archivó la investigación contra el expresidente Martín Vizcarra (a) ‘Lagarto’ y sus exministros por la presunta compra irregular de pruebas rápidas de COVID-19. Dizque no encontró indicios de colusión (complicidad). Todo el país repudió a Villena, quien claramente actúa por intereses políticos. Esas adquisiciones corruptas de Vizcarra produjeron la muerte de 200 mil peruanos. Durante la pandemia se machacó hasta la saciedad que las pruebas rápidas no permitían combatir el COVID-19. No eran seguras y daban falsos negativos. Obtuvimos un triste récord mundial: el país con más muertos por millón del mundo.
Imposible que no haya complicidad y beneficios económicos, en este caso. El uso de estas pruebas fue una suerte de fusilamiento masivo. Se abrió un boquete y el COVID-19 proliferó en un país sin hospitales equipados –se pagó uno de campaña para el norte que nunca funcionó– y sin oxígeno. Vizcarra hizo pillaje con la peste. Los pocos científicos que respaldaron al entonces presidente de la muerte eran, indudablemente, alquilados. Pero ahora su comparsa Villena, nada menos que Fiscal de la Nación, lo exculpa desvergonzadamente, convirtiéndose en cómplice de un ladrón de copiosos antecedentes con procesos judiciales por: cobro de cupos a dos empresas en Moquegua, Provías, empresas chinas, pruebas rápidas, el caso ‘Swing’, probablemente el aeropuerto de Chinchero.
En prácticamente todos estos latrocinios el expresidente recibió el dinero en efectivo sea en sobres de manila o en maletines. Es una metodología grotesca que el tal ‘Lagarto’ maneja a la perfección. Al archivar el caso pruebas rápidas, el Fiscal de la Nación dejó de ser tal para convertirse en el cómplice cabal de Vizcarra. Su predecesora en el cargo, Zoraida Ávalos ha sido superada. Los indicios contra Martín Vizcarra nos escupen en la cara.
A Villena no le alarma que el ‘Lagarto’ estuviera en la reunión con las empresas que vendían las pruebas. Normal nomás, dice el Fiscal de la Nación, quien debe ser el garante de la probidad y la transparencia. En esa compra estuvieron las ministras de Economía y Salud de entonces. Esta última manifestó su disconformidad con las adquisiciones. Pero no ponderó esto. Tampoco esperó la investigación del Congreso que señala la responsabilidad directa del expresidente. El Fiscal de la Nación fue célere con el caso Boluarte-Rolex, ya envió una ilegal acusación constitucional al Congreso. Con Vizcarra todo son mimos.
Martín Vizcarra cerró el Congreso a la bruta y fue respaldado por ¡los militares! y por la ciudadanía adormecida gracias a los medios gobiernistas. Se alió con un grupo de profesionales de la izquierda progresista, acaparadores de puestos en el Estado e instituciones jurídicas y algunas ONG. Esto demuestra que la pateada del tablero no ha desaparecido de la política nacional. El ‘rompo el piano y mato al mono’ es moneda corriente cada día. Se ve en el tránsito, en la informalidad y en la desinstitucionalización del país.
Cualquiera con el prontuario del ‘Lagarto’ estaría en la cárcel. Pero tiene poder y no es poco. Le deben puestos, favores, coimas y debe usar el dinero robado para seguir corrompiendo. Habría que levantar la alfombra entre los jueces supremos y limpiar. En la Fiscalía, están Ávalos y Villena, es claro. Este último debe renunciar.
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