La dignidad de los trabajadores de EsSalud
La Constitución Política del Perú en su primer artículo señala que “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. La dignidad es inherente a la conciencia del ser que le permite gobernarse y regularse a sí mismo, sentirse independiente, pero en el marco de un conjunto de normas y leyes sociales intrínsecas que le permiten asumir y ejercer su condición de ciudadano con derechos y deberes.
El trabajador de salud en su condición de ciudadano y profesional o técnico que cumple un rol social importante en la noble tarea de cuidar la salud y la vida de otros ciudadanos, ejerce su función como un apostolado, exponiendo muchas veces su libertad por aceptar ejercer el trabajo en los establecimientos de salud en condiciones precarias, aumentando el riesgo de producir errores en la atención; todo ello se acepta porque antepone un derecho fundamental de la persona, el derecho a la vida.
A pesar de lo señalado, en el sector público se vive un proceso continuo de desvalorización del trabajo en el sector salud, y cada vez más es objeto de mayores actos de violencia por parte de pacientes y familiares que le exigen solución hasta de lo imposible. En este proceso de desvalorización el Estado en su condición de empleador también termina agrediendo al trabajador de salud, no reconoce su participación fundamental e imprescindible en el cuidado de la salud de los ciudadanos, y consecuencia de ello no le otorga los elementos básicos que le permitan generar bienestar al trabajador y a su familia.
Luego de 6 largos meses de infructuosas negociaciones de mala fe con las autoridades de EsSalud en la mesa de trato directo, han emergido en el trabajador de salud una fuerza incontenible llamada dignidad que sólo puede ser explicada por el hastío de tanta postración. Entiéndase que esta protesta que ya lleva 4 días esperando sea resuelta, se acompaña de una intransigencia e insensibilidad inadmisibles de autoridades que desconocen la realidad de la seguridad social, produciendo contrariamente un efecto de mayor cohesión, mayor indignación y mayor protesta en los trabajadores.
Esta huelga por la dignidad ha reforzado la identidad de los profesionales y técnicos de salud, años de postergación, sin abandonar los valores éticos y deontológicos inherentes y plasmados en el cuidado de los pacientes. Es frecuente en la historia negar la dignidad humana para justificar y justificarse en los atentados contra ella, lamentablemente eso está pasando en EsSalud.
(*) Secretario General del SINAMSSOP
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