La destrucción de las naciones por la unión civil

Se está ejecutando un plan de destrucción moral y cultural de las naciones con fines de dominación, lo que es demasiado evidente para pretender negarlo.
Quebrar los valores centrales de la vida de las naciones, como son el matrimonio que da origen a la familia, célula fundamental de la sociedad, es el objetivo principal de este perverso plan, porque es en el matrimonio y la familia donde el ser humano se realiza, se fortalece moral y espiritualmente y se convierte en un torreón de bien para su familia y su nación.
Las naciones con hombres y mujeres fuertes moralmente no se dejan dominar por nadie, ni tampoco explotar, ni robar sus recursos, están dispuestos a defender su soberanía con su propia vida.
Han impuesto contenidos de una contra educación, para idiotizar y envilecer a las nuevas generaciones con conocimientos elementales, ideología de género, adoctrinamiento en globalismo, práctica de religiones idólatras, y promoción de la práctica sexual depravada de niños y adolescentes, que los ministerios de educación han aceptado por corrupción gubernamental comprometida con la agenda 2030 de la ONU.
La violación de los niños más pequeños en la escuela, la drogadicción, el asesinato de maestros y alumnos, las amenazas de muerte a los maestros, o los despidos de aquellos que se atreven a denunciar estos crímenes, es cosa común en las escuelas. Han convertido intencionalmente a la educación en escuela del crimen y violencia social, silenciando por temor a los maestros.
La presión para que se legalice el “matrimonio homosexual” o la “unión civil”, es muy intensa, porque en esto radica la quiebra moral de las naciones, un país que los aprueba ha cavado el foso de su desgracia moral y espiritual, lo que no han podido lograr en el Perú que tiene un pueblo fuertemente basado en los principios y valores cristianos.
Por ello han inventado un proyecto de ley inconstitucional, que viola tratados internacionales de Derechos Humanos, penosamente aprobado por la Comisión de Justicia del Congreso, que legaliza la unión civil entre personas del mismo sexo o de sexo opuesto, es decir, reemplaza a la institución del matrimonio, y convierte a los esposos en “convivientes civiles”, con los mismos derechos y obligaciones, y con la misma prohibición que no se pueden unir civilmente los familiares consanguíneos, es decir, su objeto es destruir la institución del matrimonio.
Los legisladores debieran saber que los actos contrarios a la moral de Dios acarrean terribles maldiciones, a quienes los hacen y a sus familias.
No se hagan responsables de la destrucción del Perú y de sus seres más queridos.

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