La democracia en lo interno y en lo externo

Cuando se habla de democracia, no se puede descartar que la misma no es únicamente una forma de gobierno, como el sistema que permite la participación del pueblo en la toma de decisiones, sino también una forma de vida política, en el entendido que la intervención de la ciudadanía es permanente, tanto para elegir a sus gobernantes como para ser consultada sobre asuntos que le interesan al conglomerado social.
En ese sentido, en lo interno, los países que fundan su manejo del poder en la intervención del pueblo, permiten que en los procesos electorales y en las consultas populares, cuenten con legitimidad suficiente, dando lugar a que las decisiones de los entes gubernamentales sintonicen con la aspiración de los ciudadanos.
Pero, al respecto, es necesario destacar que la democracia no sólo debe de institucionalizarse en el ordenamiento jurídico de los países, sino debe servir como medio efectivo en el accionar político de la población, haciendo posible que el común de las personas tenga la posibilidad de expresar su parecer u opinión, a través del sufragio,
Esta debe ser la característica más importante, para lograr que la población se sienta realmente representada en los diversos órganos del Estado. Pues, con la posibilidad de participar que tiene el pueblo en los procesos eleccionarios, no debe terminar así su involucramiento en la vida política. La constante intervención, vía plebiscitos o referendos, da lugar a que, en forma directa, se pueda recoger la opinión de la ciudadanía, sobre los asuntos o temas que correspondan a su administración o a quienes dirijan el poder político.

Lo cual significa que la democracia, si bien es el medio más idóneo para evitar el uso excesivo del poder, también es cierto que permite hacer del funcionamiento del sistema social un medio que se inspire en la voluntad ciudadana y, a partir del cual las autoridades gubernamentales lo tengan como fundamento orientador en la toma de decisiones.
Y, en lo externo, es decir en la sociedad internacional, donde se habla mucho, y capaz más de lo necesario, respecto a algunos países donde los que gobiernan lo hacen autoritariamente, bajo el pretexto, muchas veces fundados, que se violentan los derechos humanos y se gobierna autoritariamente, el intervencionismo es la costumbre arraigada en el control o manejo de la comunidad internacional.

Así como en lo interno de una sociedad, son las personas las que se constituyen en ser los “instrumentos” más idóneos para hacer que la democracia funcione, como medio eficaz para la toma de decisiones; igualmente, en la sociedad internacional, donde son los Estados los que la integran, la democracia debe también ser la fuente de inspiración de cómo debe de funcionar el mundo, y donde cada Estado, independientemente de su densidad demográfica, extensión territorial y su ubicación en el globo terráqueo, pueda actuar con autonomía e independencia, dentro del marco de la comunidad de naciones.
Hoy los estados se dicen libres e independientes, pero lo cierto es que el mundo actual funciona de una manera tal, en la que se dice reconocer la autonomía de los países; pero ello no es exacto con la realidad. Pues en la actualidad existe otra forma de dependencia y falta de autonomía, cuando se observa que los países, cada vez, aparecen sometiéndose a las grandes potencias. Ello significa que democracia, en lo externo, no existe, ni por lo menos pretende ser fundamento para la toma de decisiones interestatales.

La democracia, como forma de funcionamiento del poder político, en lo interno de los países, debe también ser aplicada y respetada dentro de la comunidad de naciones, dando lugar a que cada Estado actúe con autonomía e independencia, respecto a los demás Estados que forman parte de la comunidad internacional.

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