La delicada situación económica
Pese a que la economía nacional está estancada, la prensa vendida al régimen calla en siete idiomas la denuncia que viene haciendo EXPRESO respecto a la francachela de S/ 50,000 millones (equivalente a US$18,000 millones) en bonos, presuntamente destinados a “reperfilar” –en castellano amortizar- la deuda externa en dólares. Sin embargo la deuda en dólares únicamente ha bajado US$1,200 millones; por tanto hay otro hueco negro por investigar.
Es más, en los últimos cuatro años la deuda externa se ha incrementado en US$17,000 millones. También preocupa que la prensa adicta a la publicidad estatal silencie la gravísima tesitura que todo lo dicho ocurre ad portas de encontrarnos en una posible recesión. Es más. A esta serísima coyuntura se suma el hecho que la gestión Kuczynski-Vizcarra heredó -sin investigar- obras sobrevaloradas, además de seriamente cuestionadas, las mismas que viene ejecutándolas con el pie puesto a fondo en el acelerador. Una de ellas es el aeropuerto Chinchero –US$550 millones- cuyo proyecto financiero fue modificado entre gallos y medianoche por este mismo gobierno, siendo el entonces ministro de Transportes y Comunicaciones, el hoy presidente Martín Vizcarra, quien autorizó a su viceministra, Fiorella Molinelli, a firmar aquella adenda que antes ya había sido objetada por la Contraloría, dado su carácter entreguista. Otra obra claramente inflada es la refinería Talara.
Primero el presupuesto fue US$ 1,700 millones. De por sí, evidentemente elevado para una planta de refine con capacidad de 90,000 barriles/día. Humala promovió aquel chanchullo, alentado por Humberto Campodónico, entonces presidente de Petroperú, tan rojo como Ollanta. Pasado un tiempo y el presupuesto de esta refinería –todavía en manos humalistas- se elevó hasta US$ 4,000 millones. Ahora, en poder de Vizcarra, ha subido ya hasta US$ 6,200 millones. ¡Y todavía no se sabe cuánto más irá a costar! Amigo lector, hablamos de una refinería pequeña que, en cualquier parte del orbe no cuesta más de US$1,200 millones. ¿De dónde salen entonces esos US$5,000 millones adicionales? Pues lo primero que se viene a la mente –por la experiencia que transpira este Estado cleptómano gobernado por politicastros adictos a la mordida- es que provienen de las adendas y los sobrecostos ligados a la corruptela.
Todo este escenario de trampas que involucran apenas a dos de diversos proyectos que Humala pactó con PPK-Vizcarra para que no los cuestionen pero sí los ejecuten –sin entrar en ejemplos como el Gasoducto del Sur o Línea 2 del Metro- agravarán aún más la delicada situación de nuestras finanzas y elevarán nuestro servicio de la deuda externa. El actual presidente de Petroperú ha requerido al ministro de Economía que le transfiera US$ 1,000 millones, ahora mismo, para evitar la quiebra de esa ineficiente empresa estatal. ¿De dónde saldrá la plata? De nuevos bonos que endeudarán más al Perú. Estamos yendo pues por la misma senda que han utilizado los regímenes rojos que antes tuvo el Perú, y cuyo resultado fue el crac económico-financiero y el avance terrorista de finales de los ochenta.
¡El esfuerzo y perseverancia que realizó la nación para salir de aquella quiebra quedó en nada!