La crisis política estadounidense por la renuncia de Joe Biden
La renuncia del presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, a su condición de candidato a la reelección ha traspasado el mero ámbito del partido demócrata. Debido a su persistencia y a la luz de sus vulnerabilidades por su senectud, Biden vive en una incertidumbre completa, ingresando frontalmente en el nivel político nacional.
Este anillo de la vida estadounidense es de ligas mayores mirando el cosmos del poder mundial, en el que Estados Unidos cumple un rol gravitante como hegemón.
En efecto, sucede que una vez que Biden dijo que se retiraba de la contienda hacia el 5 de noviembre de 2024, día de las elecciones presidenciales, no han sido pocas las voces en la clase política que insisten en que, si acaso ya no es capaz de sostener su referida candidatura, harto cuestionada por las referidas evidencias incontrastables de su falta de reflejos físicos por su vejez, tampoco se encuentra en condiciones de continuar en la presidencia del país, exigiendo abiertamente su renuncia como mandatario e incluso abriéndose la posibilidad de su destitución.
Pareciera que la ciudadanía estadounidense percibe como altamente riesgoso para los destinos del país que Biden siga conduciéndolo sin las condiciones que se asumen como una exigencia en la normalidad para el presidente de turno.
La situación es de tal envergadura en su complejidad que Biden no ha tenido más remedio que anunciar que esta noche pronunciará un mensaje a la nación para explicar las razones de su renuncia a la reelección, pues la montaña de especulaciones que han surgido impacta muchísimo en él mismo, en su partido y, por supuesto, en el país.
Es probable que después de esta noche quede dilucidada la candidatura de su sucesora –casi seguro, la vicepresidenta Kamala Harris– para enfrentar al expresidente Donald Trump. Sin embargo, también es probable que el tiempo que todavía cuenta hasta el final de su mandato, que será en febrero de 2025, se vislumbre con un presidente bastante debilitado.
Ese es el mayor riesgo para el país, que como Estado, tiene una agenda interna e internacional relevante que afrontar. Veremos qué sucede, por lo menos en lo inmediato.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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