¡La Constitución se respeta!
En los últimos días miles de peruanos salieron indignados a protestar en las calles, mostrando su rechazo a la clase política de nuestro país. Esto no puede ser soslayado, debe ser analizado y motivar la reflexión de gobernantes, políticos, periodistas, líderes de opinión, empresarios y la sociedad civil, que parecemos olvidar el importante rol que cada uno de nosotros cumple en nuestra sociedad.
La corrupción, la ambición de poder, la injusticia, la mentira, la manipulación, la confrontación, el odio, han sido factores que encadenados han cruzado, sin pedir permiso, el umbral de la tolerancia de la ciudadanía, que cansada exige respeto. Lamentablemente el costo ha sido muy alto, han fallecido dos jóvenes, que como muchos otros salieron a protestar, sin saber que en la represión a la violencia iban a encontrar la muerte.
Los hechos se desencadenaron el lunes 9, después de cuatro semanas de serias denuncias que ocuparon titulares de portada y reportajes en los programas dominicales, que tenían como protagonista al presidente, presuntamente involucrado en actos de corrupción que terminaron en su sorpresiva vacancia, algo no previsto por los analistas políticos, que pensaron que como la vez anterior no contarían con los votos suficientes.
Este hecho fue aprovechado por el vacado presidente que victimizándose calificó de ilegal e ilegítimo el mandato del nuevo gobernante. Sorprendentemente los medios que hasta el día anterior lo acusaban, se convirtieron en severos críticos de la vacancia, dándole importante cobertura, dejando la impresión que se habían propuesto que un acto constitucional del Congreso sea percibido como injusto e ilegal. Esto podría haber contribuido a exacerbar la protesta que presionó al nuevo presidente a renunciar ante la posibilidad de ser igualmente vacado.
Recordemos que Vizcarra asumió la presidencia por la misma Constitución que hace unos días lo vacó, la que él no supo respetar al disolver el Congreso. Esta Constitución es la que ahora le ha dado legalidad a una nueva junta directiva del Congreso, que ha permitido que Francisco Sagasti, al acceder como nuevo presidente del Congreso, haya podido jurar como presidente de la República, para reemplazar al renunciante señor Merino.
La Constitución está ahora amenazada por un Congreso liderado por el Frente Amplio, que junto a grupos radicales han sido los grandes promotores de la nueva vacancia, cuyos líderes en la oscuridad de la noche, antes de la votación que perdieron, ya hablaban de cambiarla.
Sería mezquino que el nuevo Gobierno no reconozca que el progreso del Perú se ha sustentado en la Constitución de 1993. Aquí es cuando veremos qué tan comprometido está el presidente Sagasti con el capítulo económico de nuestra Constitución y si será capaz de defenderla ante la presión de los que lo encumbraron con sus votos.
LUIS OTOYA TRELLES