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La Confiep y su código de ética

Fecha Publicación: 15/02/2020 - 21:10
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La presidenta de la Confiep, el gremio empresarial más importante del país, ha anunciado -en una entrevista al diario económico Gestión- que se ha propuesto revisar y modernizar los Códigos de Ética de los 23 gremios que lo integran, de tal manera que se puedan alinear en torno a los mismos objetivos.

Difícil y complicada tarea, pero muy necesaria en estos momentos duros para gran parte del empresariado peruano que está siendo investigado por diversos actos de corrupción, dentro de una trama en que comparten roles con personajes de la empresa extranjera, el Estado y la política en general.

María Isabel León ha dicho que desea: “Poder alinear todos los códigos hacia el mismo objetivo y tener la posibilidad de retirar a todas aquellas empresas que están involucradas o reconozcan algún tipo de ilegalidad”. Difícil, pero muy necesario, porque para muchos es un escándalo comprobar que representantes de Odebrecht y del Club de la Construcción, entre otras, hayan sido tratadas con guantes de seda por la Justicia del país.

Los Códigos de Ética no son una novedad para los gremios y las empresas; pero su efectividad depende de varios factores a considerar. El primero de ellos radica en los principios y valores de la conducta deontológica que, de ninguna manera, son “relativos”, como muchos afirman sin pensar demasiado; sino que devienen del conocimiento cabal y real del ser humano, de la persona que tiene un ser biológico y espiritual. Que tiene inteligencia para dirigirse a búsqueda de la verdad y voluntad, para buscar el bien y ejercerlo en todas sus decisiones.

En segundo lugar, es necesario motivar a las personas al conocimiento y aceptación de sí mismo -con sus virtudes y defectos-. Una tarea que no es fácil acometer si la persona no se lo propone y si, a su vez, no escucha a los demás, a quienes la quieren bien. “Conócete a ti mismo” es la máxima de la sabiduría griega, añadiríamos: “Acéptate a ti mismo”, reconoce tus defectos y trabaja en ellos, pero no los ignores por soberbia.

En tercer lugar, las personas tenemos que ser conscientes que somos seres sociales, por naturaleza. Por tanto, nuestra conducta que es libre, debe ser también responsable; porque nos debemos a los demás y a la historia: a la familia y a la sociedad local y global. Al respecto, Vicktor Frankl -el famoso psiquiatra judío que vivió las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, ayudando y sanando- advirtió a los Estados Unidos que a la Estatua a la Libertad le hacía falta la Estatua a la Responsabilidad.

Habría que preguntarse, finalmente, si todos los asociados de la Confiep han leído alguna vez y asumido voluntariamente el Código de Ética. Porque si no es así, otra de las tareas del gremio es hacer un real esfuerzo para difundirlo, explicando cada uno de sus principios y puntos ahí recogidos.

Dice León que va a trabajar el anunciado Código de Ética, en acuerdo con los “Empresarios por la Integración” y con un organismo internacional en 60 días. Saldrá seguramente un buen documento, pero la tarea pendiente estará en esforzarse para que los empresarios lo hagan “sangre de su sangre”.

No se trata de lavar la cara con agua y jabón al gran empresariado nacional, en medio de la tormenta –Indecopi, acaba de iniciar un procesos sancionador a 35 firmas del Club de la Construcción- sino de formar una generación de emprendedores y directivos íntegros.

(*) Profesora de CENTRUM PUCP