La bicameralidad y los retos administrativos
Con entusiasmo muchos peruanos hemos recibido la noticia de la aprobación de la bicameralidad y la reelección de Congresistas, que si bien no goza de popularidad, creo que es lo mejor para el sistema parlamentario peruano. Sin embargo, dichas reformas deben estar acompañadas de otras como la renovación del Congreso por tercios o mitades a la mitad del período, el voto libre o facultativo, la elección de los parlamentarios por distritos pequeños o uninominales y finalmente aprobar que los accesitarios puedan reemplazar a los congresistas sancionados por más de 30 días de legislatura.
Ahora, debemos tener en cuenta que dichos cambios en el funcionamiento del Sistema Parlamentario conllevaran a cambios en la marcha administrativa del Congreso los cuales deben preverse desde ahora. Para empezar el hemiciclo del Senado, llamado ahora Raúl Porras Barrenechea, debe adecuarse con escaños, cableado de datos y sistema de asistencia y votación electrónica. También deben habilitarse oficinas para los senadores y con ello la infraestructura tecnológica para su staff y adquisición de equipos computacionales de escritorio y móviles. Pero el tema no queda allí, puesto que también la burocracia estable del Congreso deberá redistribuirse para darle soporte administrativo a los senadores y establecer la nueva organización con sus respectivas normas.
Durante el cierre del Congreso en 1992, el gobierno creó una Comisión Administradora de las Cámaras Legislativas, con el fin de adecuar el Congreso bicameral al nuevo Congreso unicameral, para ello algunos funcionarios fuimos convocados para diseñar la nueva organización y establecer lineamientos sobre la base de la experiencia adquirida durante años en el parlamento. En diciembre de 1992, el Congreso Constituyente inició sus funciones y no fue fácil hacer que las cosas funcionen bien, ya que había que cambiar los esquemas mentales tradicionales a los nuevos retos que implicaba la unicameralidad. De eso ya han pasado 30 años y el Congreso tiene ahora la oportunidad de diseñar y ejecutar la reestructuración de un nuevo sistema bicameral bajo una visión de modernidad que en su momento tuvo el parlamento peruano convirtiéndose en el parlamento más moderno de América Latina en el que inclusive se capacitaban a funcionarios y parlamentarios de varios países.
El Congreso haría bien de iniciar los trabajos de planificación para el funcionamiento del Senado y de la Cámara de Diputados, que deben incluir además una propuesta de sus Reglamentos y del Reglamento del Congreso para cuando ambas cámaras deban reunirse conjuntamente.
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