La Batalla de Junín ante el mundo
Ayer, 6 de agosto, que declarado día feriado con justificadísima razón, el Perú y América, celebraron 201 años de la victoriosa batalla de Junín (1824–2025), también llamada batalla de las armas blancas, porque no hubo un solo disparo, es decir, fue un enfrentamiento con espadas. El protagonismo para conseguir en forma definitiva el desencadenamiento de España, estaría en manos de Simón Bolívar, que había llegado hasta nuestro país con el título de dictador. Mientras ello sucedía por estos lares, en Europa, las monarquías absolutas, luego del Congreso de Viena de 1815 y de la Santa Alianza que, habiendo acabado con la vorágine de Napoleón Bonaparte, el gran corzo que las había neutralizado trastocando geopolíticamente a Europa, soportaban la última etapa de las guerras en España, en favor de la monarquía española, luego del duro golpe que había significado la invasión napoleónica de la península ibérica, así como en otras partes del continente. Pero, en 1824, cuando se da la batalla de Junín, será bueno recordar que España y Europa ya habían sido sacudidas por el impacto de iusnaturalismo o derecho natural del siglo XVIII que acabó con el dominante derecho divino que venía desde los tiempos de la Edad Media, así como por la extraordinaria Revolución Industrial que había desnudado a una Europa todavía dominantemente rural, y en desventaja, respecto de la emergente Inglaterra (luego Reino Unido), que vivía a sus anchas su etapa floreciente por la eficacia que venía produciendo el imperio de la máquina, hasta convertir a Londres pocas décadas después, en el hegemón del siglo XIX bajo el manto de la poderosa Era Victoriana. Junín fue el primer paso para la ulterior consolidación del Perú como Estado independiente 4 meses más tarde por la gesta de Ayacucho, el 9 de diciembre de ese año. En otras palabras, Junín marcó la pauta para la consolidación westfaliana de nuestra patria al inicio de su vida independiente. De allí que, sin Junín y mucho menos, sin Ayacucho, no hubieran podido abrirse campo los principios del derecho internacional del Uti possidetis de iure y de la libre determinación de los pueblos, que definieron la cualidad geopolítica y soberana del Perú al comienzo del siglo XIX. Finalmente, Junín fue el marco para sellar la gloriosa participación de los Húsares del Perú y que, por la victoria resultante, debido a una decisión de último minuto por Andrés Rázuri, a contra corriente del mandato de sus jefes, terminó consumando la victoria en las pampas de nuestra hermosa Sierra Central, pasando a ser reconocida con la histórica membresía de Húsares de Junín, pues por su gesta fue considerada como una de las mayores hazañas a nivel mundial que selló al denominado militarismo de la victoria como lo había llamado el eminente Jorge Basadre en la primera media centuria del siglo XIX. Junín dio a luz al Arma de Caballería de nuestro Glorioso Ejército Peruano que ha celebrado esta extraordinaria efeméride nacional que debe quedar inscrita en el imaginario como memoria viviente del Perú.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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