La arremetida chavista de Vizcarra
En política toda coincidencia es una verdad. Más temprano que tarde –sobre todo en taimados como Vizcarra- las apariencias confirman ser realidades. En consecuencia la repetida imagen de Vizcarra apareciendo como embrión político del progre-marxismo no es casualidad. Es una verdad de acero. El alto y medio mando de su gobierno está infectado de marxistas. Su impresentable primer ministro Zeballos lo es, al igual que el ministro de Salud, por citar dos ejemplos. Es evidente que Vizcarra se ha rodeado de una banda de zurdos que son protagónicos en diferentes estratos. Aunque todos ellos desempeñan funciones estratégicas dentro del aparato socialista que se apresta a dar el golpe final. Lo harán aprovechando el pánico de la pandemia de marras; utilizando a esa masa inútil, comodona centroderechista que aún cree en la historieta vizcarrina; y manipulando a los medios corruptos, entregados a palacio a cambio de la subvención del avisaje estatal -idéntico a clan Cisneros en Venezuela- para transformar al Perú en país socialista. Recordemos que Chávez hizo exactamente lo mismo para incrustarse en el poder hace 20 años. ¡Y desde entonces el chavismo no ha soltado Venezuela! Una verdadera deshonra para la clase dirigente peruana, que ha claudicado frente a un improvisado que la sedujo -¿acaso la chantajeó con sus fiscaletes Vela y Pérez?- y a quien le ha endosado todo su poder, traicionando al Perú por intereses particulares.
Hoy Vizcarra se pasea por encima de la población, desinformándola con mentiras de todo calibre. Empezando por ese monumental engaño que ha montado alrededor del tema Covid-19, causante de una crisis de proporciones tectónicas tanto en lo relativo a la Sanidad Pública como la Economía. Un imperdonable atentado contra el país que, nuevamente, la clase dirigente trata con guantes de seda, pese al gravísimo daño que ya ha sufrido. Perjuicio que asimismo padece el pueblo, y que lo exacerbará Vizcarra para indisponerlo contra la clase favorecida.
Pueblo que ayer acabó deshaciendo los inútiles 100 días de confinamiento obligatorio ordenados por Vizcarra -al estilo dictatorial- desbordando las calles para acudir a sus centros de trabajo en –quizá- vano intento por recuperar su trabajo y llevar algo de dinero para el sustento familiar. Pero Juan Pueblo se encontró con el anuncio de una huelga de transportistas. Estos demandan un “subsidio” estatal porque las cifras ya no les permiten permanecer en el negocio, utilizando solamente la tercera parte del aforo de sus unidades.
Desde acá le enrostramos a Vizcarra que perfectamente podría solventarse esta crisis del transporte disponiendo que Petroperú rebaje en 70% el costo de los combustibles, actualmente sujetos a un tarifa estratosférica para pagar la deuda de esos US$6,000 millones que viene costándonos aquella refinería cuyo valor de mercado es la cuarta parte. Pongamos las cosas en claro. Los combustibles peruanos son posiblemente los más caros del planeta. ¡Y además, los peores! De paso Vizcarra debería trasladar a Salud Pública esos S/ 5,000 millones que malversa cada año en publicidad, asesorías, consultorías, encuestas, etc. Más temprano que tarde purgará cárcel por este atentado contra los peruanos.
