La anemia como estrategia de dominación

La ciencia es brutal con la anemia durante el embarazo: impide que el cerebro del nonato se forme correctamente. En los primeros cinco años, el hierro es vital para desarrollar la inteligencia; su falta genera daño irreversible. El neurocientífico Charles Nelson sostiene que: “El cerebro necesita nutrientes específicos en momentos específicos. Si no los recibe, la oportunidad se cierra para siempre.” Un niño con anemia tiene menos capacidad para aprender y para concentrarse, y un futuro más complejo. ¿Qué país hace eso con sus hijos, mientras exporta miles de millones en hierro?
El Perú pierde su futuro antes de que sus niños aprendan a hablar. Millones de pequeños no nacen pobres, sino vencidos por una anemia criminal. Siendo los novenos exportadores de hierro, salta la paradoja de la gestión de los recursos: mantenemos a los vientres maternos latiendo con déficit de ese mineral y a los cerebros infantiles apagándose antes de encenderse.
El miércoles, la lúcida abogada Madeleine Osterling escribió: “Anemia: el crimen silenciado del Estado”, explicando que “Se destinan S/2,000M al año, pero están tan mal diseñados los menús, que el contenido nutricional de los alimentos no cubre los requerimientos mínimos de hierro. Nuestro país se ha convertido en una fábrica de anémicos [generando] un retraso en el desarrollo cognitivo de por vida. […] Después nos preguntamos por qué el IQ promedio del Perú es 84”, concluye.
De cada tres niños menores de 3 años, 1 sufre de anemia, y no por falta de recursos, sino por falta de vergüenza. Anualmente se despilfarran millones en programas inútiles, olvidando los logros del gobierno de Alan García (2006–2011), quien redujo la anemia en 15.2 %, —según datos del INEI—; esto en niños de 6 a 35 meses. ¿Por qué no se mantuvo su política que aseguró el desarrollo saludable de la niñez?
El Estado reparte galletas, arroz, tallarines para llenar y destruir el futuro; también carne podrida, entre otras atrocidades. Tras los pésimos resultados, han reinventado una sandez en lugar de volver a lo que sí funcionó con Alan, priorizando la suplementación con hierro, el control materno-infantil y la educación nutricional en zonas vulnerables. Pero no, vamos con experimentos.
En el (des)gobierno de Ollanta Humala —cuando la ministra de la Mujer, Aída ‘Mocha’ García-Naranjo, fue responsable de la muerte por envenenamiento de tres niños en Redondo, Cajamarca— se cambió el nombre a Qali Warma y se frivolizó, contratando a chefs para diseñar menús; como si el problema fuera de sabores. A la culpable de las muertes la enviaron de embajadora al paraíso fiscal de Uruguay. Ese es el valor que le da la zurdería a la niñez.
Esto no es accidental, es una estrategia de sometimiento y generación de mano de obra barata. La anemia mata glóbulos rojos y evolución, desarrollo, y genera una población sumisa.
El premio Nobel Amartya Sen dijo: “No hay desarrollo sin nutrición infantil”. Sin una bala disparada, los zurdos (a cargo de estos programas tras el fin del gobierno aprista) están derrotando al Perú y creando su ejército de zombis rojos.

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