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La anarquía en el derecho internacional

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Fecha Publicación: 08/07/2023 - 20:50
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A propósito de la guerra entre Rusia y Ucrania y las tensiones que por ella, en los más de 16 meses que lleva, se ha visto entre EE.UU. y China, principalmente, vertiéndose la posibilidad de reacciones nucleares por los aliados o cuasi aliados de Moscú y Beijing -Corea del Norte e Irán-, como una amenaza latente -apenas se volvió visiblemente frágil Vladímir Putin lo primero que corrió como pólvora fue el destino de la maleta nuclear rusa en manos de Putin, por supuesto-, hay quienes erradamente califican esta situación del derecho internacional como anárquica por no considerar la profundidad de su naturaleza más bien convertida en una garantía de paz frente al deseo de los Estados más poderosos que buscan mantener su incuestionable hegemonía. La anarquía para el Derecho Internacional no tiene nada que ver con el desorden o caos consumado por faltar al principio PACTA SUNT SERVANDA, base del cumplimiento de los tratados.

La anarquía no significa lo mismo en el Derecho Internacional, que es el mundo de las normas internacionales (derechos y obligaciones), que en la ciencia de las Relaciones Internacionales, que es el mundo de los fenómenos globales donde el poder político, económico, militar, etc., comporta un rol decisivo. La anarquía para el Derecho Internacional es ausencia de una autoridad central en el mundo. Esto significa que no existe jurídicamente un Estado, entre los 193 registrados en las Naciones Unidas, que sea superior a otro.

Así, ante la celebración de un tratado, la firma del presidente de EE.UU. tendrá el mismo valor jurídico que la del presidente de Somalia o Haití. Para la anarquía desde el Derecho Internacional, entonces, ningún Estado es superior a otro. Al contrario, entre ellos existe como regla la IGUALDAD JURÍDICA, que es una relación enteramente horizontal. Lo anterior explica por qué no existe un presidente del planeta Tierra que gobierne a todos los terrícolas que somos casi 8 mil millones, como sí sucede al interior de un Estado donde existe un gobernante y los gobernados, es decir, una relación vertical.

La anarquía, lejos de creerla desorden, por tanto, impide que un Estado obligue jurídicamente a los demás. EE.UU. NUNCA podrá decidir la aprobación de nuestro presupuesto nacional ni el contenido de la currícula escolar de nuestros hijos.

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