La agresión vizcarrista y la impunidad…
Ya no quepa la menor duda que Vizcarra, sin querer queriendo se convirtió en el precursor de Pedro Castillo, porque le dejó en bandeja de plata un país con la institucionalidad destruida, una corrupción generalizada, el control político a través de ministerios claves, la fiscalía y medios de prensa proclives al servilismo a cambio de favores que merece la pena investigar aunque Toledo nos dejó una muestra de lo que el poder puede regalar, al mejor estilo totalitario una propaganda masificada e incondicional le dio una imagen de estadista que nunca tuvo así como una capacidad de gestión que jamás se materializó en beneficio de la población y que terminó ocultando el feroz lado oscuro del ex mandatario.
Recordemos que llegó a la presidencia tomándole el pelo a una oposición ofuscada para luego de atornillarse en el poder, desatar una campaña para destruir cualquier oposición desde el Congreso al que, con razón y sin ella, desprestigió como quiso utilizando teorías de constitucionalistas que avalaban, con un extraordinario juego de falacias, su estrategia de demolición que se materializó con la aplicación de la famosa “denegatoria fáctica” de confianza para cerrar el Congreso y convocar elecciones que, aunque no le permitió lograr un poder legislativo incondicional, le sirvió para impulsar la génesis y posterior nacimiento de esta entidad llamada Junta Nacional de Justicia con integrantes provenientes de gobiernos y de circunstancias que jamás garantizarían independencia y autonomía, pero que, todos sabemos, constituye la llave para abrir y controlar el sistema de justicia porque nombra, sanciona, ratifica a jueces y fiscales; designa al jefe del Reniec y desde la Corte Suprema y la Junta de Fiscales Supremos surgen los que mandan en el Jurado Nacional de Elecciones en cuya virtud, hipotéticamente era posible manipular un proceso electoral porque todos recordamos lo que decía Alan García acerca de que desde la presidencia no podía garantizar quien gane, pero sí quien pierda.
Para redondear el control del poder era necesario tomar las instituciones que persiguen el delito y que tienen la capacidad para tejer tramas y comprometer o dañar la imagen de cualquier opositor o estorbo, lo que explica el casi asalto del ministerio del Interior en donde luego, el presidente de la chalina mandó al retiro a más de una decena de generales policiales para colocar a su elegido produciéndose desde entonces el descalabro policial que está mas vigente que nunca aunque los que no creen en un sistema democrático con equilibrio de poderes lograron apoderarse de los servicios de inteligencia.
El círculo se cierra con una Fiscalía incondicional que, debidamente instrumentalizada, puede perseguir a cualquier opositor con el apoyo policial y jamás actuar en contra del gobierno al que se adhiere. Ya conocemos la historia de los señores Pablo Sánchez, Zoraida Ávalos, Rafael Vela y Domingo Pérez. Ahora se viene la demolición de la actual Fiscal de la Nación.
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