JNJ: Vizcarrismo institucional en capilla

El procurador del PJ no supo explicar bien frente al TC cuáles derechos se habían vulnerado en la destitución de Aldo Vásquez e Inés Tello por el Congreso de la República. Con total seguridad, el Tribunal Constitucional enviará a ambos a su casa. La demanda competencial está cantada en cuanto a su destino final.

Y es obvio, pues no puede haber revisión judicial sobre el ejercicio de una atribución del Parlamento que está constitucionalmente reconocida. La salida de Tello y Vásquez, que ha quedado al voto, será un duro golpe para el vizcarrismo institucional que buscará hasta el final habilitar al expresidente para que sea candidato.

Hay un debate jurídico importante que se originará a partir de la decisión del TC de dar por terminado el ciclo de Vásquez y Tello en la JNJ: los actos refrendados como magistrados de la JNJ por ambos entre la restitución por el PJ y la decisión final del TC, ¿son nulos? Muy respetables abogados, como el magíster en derecho constitucional y miembro de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional, Miguel Estela La Puente, opinan que en principio no serían nulos. La resolución de esta controversia será clave, pues está en juego la ratificación hecha al titular de la ONPE hace apenas unos días.

Como apunte político, y viniendo de alguien que no se adscribió a la tesis del fraude, pienso que esta ratificación es absolutamente inconveniente para el clima democrático, pues no se puede negar que sobre la ONPE y el JNE cayeron sombras de dudas sobre su imparcialidad por sectores muy amplios de la ciudadanía en las elecciones generales de 2021. Lo mejor era proceder a un cambio. El empeño en su permanencia no abona a la estabilización democrática y electoral del país, menos aún si se hizo con dos magistrados en condición precaria, por decirlo menos.

Mientras esta batalla campal institucional continúa en el sistema de justicia, vemos cómo la agenda social del Perú sigue abandonada. Nadie parece preocuparse por las mayorías populares, por los trabajadores; la salud pública está abandonada, no hay propuestas respecto a la informalidad, la inseguridad ciudadana, la falta de empleo, la desnutrición, la no reconstrucción total del norte, el costo abusivo del crédito y de los medicamentos, entre muchos otros temas.

Los ministros cometen errores permanentes en su comunicación con los medios y además en la conducción de sus ministerios. Entre los que conjugan ello con poco eficientes voceros oficiosos destacan Morgan Quero, Hania Pérez de Cuéllar y los inefables Pérez Reyes y Vásquez. Tampoco han dado fuego ni Mucho ni Arista. De algún modo, al no interpelar con contundencia ni hacer control político, el Congreso aparece como cómplice de este momento gris para la patria.

Para colmo de males, la presidenta Boluarte estuvo más de 90 días sin dar declaraciones a la prensa peruana, en una actitud absurda y antidemocrática que ojalá no se repita. No transite el camino del silencio, presidenta; mire cómo terminó Pedro Castillo.

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