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Jalón de oreja a Vizcarra

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Fecha Publicación: 27/05/2019 - 22:20
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Cómo será de delicada la situación para que un generalmente ponderado presidente del Tribunal Constitucional, como Ernesto Blume, se haya visto inducido a dar declaraciones sobre la conducta del presidente Vizcarra –reverberada por su primer ministro Salvador del Solar y la ministra de la Mujer Gloria Montenegro– contra un poder del Estado como el Legislativo. Vizcarra heredó la táctica de Kuczynski orientada pública, exclusivamente a alcanzar un objetivo personal: resquebrajar la unidad de la bancada de Fuerza Popular para cosechar algunos tránsfugas y sumarlos a la bancada oficialista. La verdad es que Kuczynski consiguió no solo dividir al principal partido opositor sino que, además, partió en dos a la familia Fujimori. Obviamente tuvo que asumir el costo político de semejante atentado, pagándolo no solo con su renuncia –para evitar ser removido por gravísimas acusaciones de corrupción alrededor del affaire Lava Jato– sino que hoy día está preso en su casa a la espera de ser juzgado por actos, sin duda alguna, deleznables. Vizcarra, como señalamos, continuó la estrategia de Kuczynski de golpear al fujimorismo. Pero le sumó una arremetida contra el Poder Legislativo. Incluso lo denuesta por calles y plazas presentándolo como enemigo del pueblo; como un ente cargado de corrupción que cada año cuesta S/ 500 millones a los ciudadanos sin retribuirle absolutamente nada al país. En contraste, Vizcarra calla sobre los S/ 2,000 millones anuales para asesorías y otros S/ 1,200 millones anuales con que subsidia a la prensa corrupta y amiga bajo la farsa del avisaje estatal. Con tono populista lo que Vizcarra presenta al país es a un Congreso inservible, costoso, obstruccionista, acompañando aquello con una serie de improperios insinuando que los legisladores son unos mafiosos porque gozan de inmunidad. Por cierto, un escudo mucho menos consistente que aquella coraza que exhibe el presidente Vizcarra –ya viene protegiéndolo de sendas acusaciones que hace años están retenidas en la Fiscalía– justamente por la salvaguarda constitucional que le otorga la inmunidad. Excepción que Vizcarra quisiera que quedase firme para él, y no para los congresistas.

La última arremetida contra los legisladores tiene por objeto una propuesta de reformas políticas formulada por una comisión de amiguetes afines a la progresía que domina Palacio de Gobierno. Una iniciativa que, en dos palabras, transferiría al presidente de la República facultades innatas al Congreso, fulminando así los constitucionales pesos y contrapesos que regulan el debido equilibrio entre los poderes del Estado. Obviamente la intervención del presidente del Tribunal Constitucional se centra sobre esta materia. “Esto que la reforma venga de un solo lado –refiriéndose a que Vizcarra conmina al Congreso a que apruebe el proyecto tal cual lo envió su despacho– y se trate de llevar a cabo de todas maneras sin un gran debate nacional, a mí en lo particular me preocupa. Creo que estas reformas tienen que nacer de un sentir de la población (…) que normalmente no se debe imponer ni señalar desde un determinado ángulo, sino que se tiene que hacer un gran debate”.

Un ejemplar jalón de orejas a Vizcarra, Del Solar, etc.