Israel y Palestina, la tragedia que nos duele a todos

El ataque del sábado 7 de octubre de Hamás a Israel y la respuesta militar de este último, es el resultado de un largo proceso de confrontación generalmente violenta que se originó en 1948 cuando la ONU decide otorgarle un territorio ocupado por otra nación a Israel. Desde entonces se suscitaron varias confrontaciones bélicas no convencionales con saldos dolorosos de muertes masivas, especialmente de la población civil. Por ello no es suficiente analizar el problema desde la óptica estrictamente militar, porque de por medio está una historia que antecede a la era cristiana, que nunca fue resuelta y que identifica víctimas y victimarios en ambos lados con crímenes de lesa humanidad de por medio.

Una lista parcial de los conflictos suscitados incluye la guerra árabe israelí de 1948, que desembocó en el nacimiento del Estado Israelí, luego el problema del canal de Suez cuando la alianza británica, franco, israelí intentó apoderarse del lugar y derrocar a Egipto, también ubicamos como parte de esta cadena de contiendas la Guerra de los Seis Días acontecida en 1967. En la siguiente década aparece la Guerra de Yom Kipur acontecida en 1973. Posteriormente se suscita la invasión israelí al Líbano el año 1982, sin ignorar las dos intifadas palestinas y otros conflictos menores.
Entonces, convengamos que lo acontecido hace menos de una semana cuando Hamás invade territorio israelí lanzando miles de cohetes de corto alcance desde Gaza contra gente inocente, porque esos proyectiles van dirigidos a población civil en el oeste de Israel, identificamos un acto criminal pero que forma parte de las agresiones consuetudinarias en que están involucradas las partes. Miles de combatientes de Hamás cruzaron a Israel removiendo barreras defensivas, sobrevolándolas o navegando a su alrededor.
Lo doloroso y frustrante de este problema tiene que ver con el costo humano, pues es considerable y va creciendo exponencialmente. Más de 900 israelíes perdieron la vida, miles resultaron heridos. El asesinato no estuvo ausente en este escenario dantesco cuando unos doscientos ciudadanos israelíes asistían a un concierto, resultando víctimas de un genocidio y a sangre fría. También tenemos los casos de personas secuestradas en la misma cantidad de los asesinados.

Frente al hecho sería fácil analizar el problema bajo la lógica simplista del derecho a la defensa cuando la respuesta militar se materializa en los ataques en la Franja de Gaza, los mismos que no han cesado desde que recibieron la agresión, dejando saldos dolorosos de muertos y heridos por cientos. Se habla de 900 muertos en el lado israelí, así como de más de 2,600 heridos. Paralelamente en el lado palestino se habla de 687 muertos y 3,700 heridos.
La afirmación de los gobernantes en sentido de que “el pueblo judío” tiene derecho exclusivo e inalienable a todas las partes de la tierra de Israel”, como lo afirma Benjamín Netayanhu, está acentuando las condiciones para la continuidad de la guerra y hasta ahora resulta sintomático e inexplicable cómo un país militarmente tan poderoso, con una estructura de Inteligencia moderna súper informada, no hayan tomado conocimiento con la debida anticipación de los planes de ataque de Hamás.
Esa situación inexplicable hace pensar que se estaba esperando el ataque para justificar una respuesta desproporcional que sólo incrementa el baño de sangre y el número de víctimas, sin distinguir de que lado, porque para quienes defendemos la paz y postulamos a la convivencia fraterna entre los pueblos, no hay muerte buena ni guerra necesaria, cuando es más importante crear las condiciones para viabilizar una solución concertada y pacífica de los problemas entre las naciones.
No se debe tampoco ignorar el rol que juegan los ausentes bien presentes, los protagonistas externos, con intereses políticos y otros económicos, no olvidemos que la guerra es un negocio lucrativo para los fabricantes de armas, mientras las víctimas que en su mayoría suelen ser sectores vulnerables como los niños y mujeres, están expuestos a la injusta muerte. Israel y Palestina es la tragedia que nos duele a todos.

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