ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Israel-Hamas: buena fe y confianza para sellar la paz

Imagen
Fecha Publicación: 10/10/2025 - 21:50
Escucha esta nota

El acuerdo de paz, en su primera, al que acaban de llegar Israel y Hamás, nos alegra a todos. Aquí, en Nueva York, en los pasillos de la ONU, que por cierto como foro político planetario promotor de la paz mundial, no tuvo el protagonismo que nos hubiera gustado, también se ha sentido una atmósfera de complacencia ante el primer arreglo conseguido, que, en buena cuenta, ha sido el alto al fuego. En realidad, era lo más importante en lo inmediato, pues el cese de las hostilidades, por lo menos asegura que no haya más muertos de lo que ha producido la guerra, es decir, alrededor de 1500 israelíes y cerca de 65 mil gazatíes. La paz conseguida, entonces, prestigia en el mundo árabe y, en general, en el ámbito islámico, a Egipto, Qatar y Turquía, que lideraron las negociaciones directamente, y empodera a Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel -casi como el gato, con siete vidas-, y sin discusión y hasta las estrellas, al presidente estadounidense, Donald Trump, su arquitecto principal, hay que decirlo sin mezquindades. Haber conseguido que pudieran sentarse en la mesa de negociaciones a los dirigentes de Hamás y a los que lideran los brazos armados de las milicias más recalcitrantes del Medio Oriente de siquiera sostener la posibilidad de un acuerdo con Israel, ha sido impresionante, y creo que debe ser destacado. A mis alumnos siempre les digo que en una negociación, los que se sientan a discutirla, siempre deben ser maximalistas, y esa actitud es la que han tenido los israelíes y los dirigentes de Hamas, solo que han debido ceder -una predisposición imprescindible que también recalco en clase-, que no es lo mismo que retroceder, si no, en cambio, de facilitar el camino, para conseguir el objetivo que cada parte se ha trazado. Tal como referí en una columna anterior, la vida de la totalidad de rehenes, aún retenidos por Hamas, y que ha sido anunciado su retorno a casa, y la liberación de un número significativo de presos de Hamás y de otras milicias aliadas, en las cárceles de Israel, ha sido el móvil central del acuerdo de paz, y eso me parece muy bien, porque la vida es el bien jurídico máximo que debe ser preservada por sobre todas las cosas, salvo cuando se rompe el pacto social y merezcan la pena de muerte que no es objeto de esta columna. La paz, por tanto, no es una entelequia. Es una completa realidad que se ha juridizado, y por eso mantenerla, como está consagrado en la Carta de las Naciones Unidas de 1945, es la principal obligación de los Estados miembros de la ONU. El acuerdo de paz definitivo deberá reflejar la satisfacción completa de las partes y hacia ese camino, tanto Israel como Hamás, deberán andar firmes, con actitud positiva para consolidarla, y con buena fe, todo el tiempo. Así, la confianza en su resultado podría empezar a cambiarle el rostro conflictual que todavía conserva el Medio Oriente para luego ver el asunto de fondo, es decir, la solución definitiva del problema entre Israel y Palestina.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.