Inversión y gasto social: Vivienda. Reforzar, mejorar y emplear (IV)
Desde la fundación de Lima en 1535 y según el antropólogo peruano José Matos Mar (La Barriada de Lima 1957- IEP 1966) el primer antecedente de lo que hoy se denomina como “pueblo joven” se produce en los años 20-30 (Armatambo 1924-Puerto Nuevo 1928-Mendocita 1931-Leticia 1933). Luego, en las décadas del 40 o 50 (San Cosme 1966-El Agustino 1947). Pero, en esa época, la población urbana era un 40 % y el resto rural, hoy día, la urbana puede llegar hasta el 75 % del total. En el caso de Lima, la población en esos pueblos jóvenes era en 1940 alrededor del 1%, luego el 20.2 % en 1961 y el 25.4 % en 1972 y hoy día, se calcula que es el 45 o 50 %. (Arq. Malca Orbegozo). Otros técnicos calculan que llega hasta el 70 % (Olivares Zapiani).
El Arq. Malca Orbegozo nos dice, además, que los nombres originales de barriadas fueron cambiados sucesivamente de “barrio marginal” o “sector urbano-marginal”; luego, en 1968 (Velasco) se les llamó “Pueblo Joven” y actualmente: “Asentamiento Humano” en una “Periferia Urbana”. Sin embargo, hoy se les considera como “informalidad urbana” asentados en una zona “urbana-marginal” de la ciudad y donde poseen tres características negativas, algunas, como viviendas construidas en zonas calificadas por el experto Ing. Julio Kuroiwa, como zonas de dudosa resistencia de la tierra y donde, a pesar de ello, se les ha entregado títulos de propiedad; luego, por la autoconstrucción sin asistencia profesional, como de gran riesgo de subsistencia en caso de sismos y, por último, por su falta de mantenimiento. Todo ello hace que merezcan el título de “viviendas precarias”: “De poca estabilidad o duración”(DRAE).
El Gobierno Peruano ha establecido el “Fondo Hipotecario de Promoción de la Vivienda”: Mivivienda, para financiar la adquisición de viviendas de interés social (14 UIT: 60,200 soles) pero con alcance de valor de 58,800 soles a 419,600 soles. Además, en este programa otorga dos clases de subsidios. El “Bono del Buen Pagador” y el “Premio al Buen Pagador” con entregas de dinero (gasto social sin retorno) cuando la adquisición de la vivienda en el sistema hipotecario sea de un precio menor a 310,800 soles, siendo el subsidio entre 10,000 y 24,000 soles, lo que reduce la cuota inicial del 10 % al 7.5 % del valor del inmueble.
Adicionalmente, se ha establecido el “Bono Familiar Habitacional (BFH)” que es un gasto social sin retorno al grupo familiar beneficiario como complemento a su ahorro; sea, para comprar su vivienda donde el Bono es de 37,625 soles; o para construir, con ayuda de 25,800 soles o, por último, para mejorar la vivienda con 9,800 soles (cifras vigentes hasta el 31 de diciembre de 2020).
A pesar de estos programas, en el sector vivienda subsisten dos problemas aún no resueltos. El primero es la atención de viviendas de extrema precariedad que requieren construcción nueva, pues son de cartón o de esteras y donde los poseedores carecen de algún dinero o de ingreso que puedan lucir para acceder al programa Mivivienda. Si bien es cierto que estas construcciones deberán tener retorno en esta inversión social, en ellas habrá que establecer condiciones muy especiales para ayudar a familias cuyos ingresos son casi enteramente informales, sin registro contributivo y con problemas de subsistencia. Este programa, además, deberá ser organizado con instalaciones de agua y saneamiento; así como con corriente eléctrica, con gasto estimado de máximo 700 soles por m2 como costo de construcción y valor integral de 100,000 soles por unidad; o sea, viviendas de 150 m2 en primer y, quizás, segundo piso cuando el área sea más pequeña. A pesar de ser una “inversión social”, será necesario organizar, adicionalmente, un “gasto social” sin retorno de la inversión para personas en situación de pobreza extrema. Luego, el segundo problema subsistente en el sector, como se ha dicho, es la necesidad de reforzamiento estructural para enfrentar sismos y de mejoramiento visual por falta de acabados en las actuales viviendas precarias.
En la búsqueda de una propuesta, recordemos que, con la emisión de valores por la suma de 15 mil millones que propusimos, a ser comprados por el BCR, se destinó 12 mil millones al programa Mypes para aporte en Cajas Municipales, Rurales y Cooperativas. Luego, 1,500 millones a un programa de asistencia al agro serrano y selvático, quedándonos, por ende, la suma de 1,500 millones. En esta oportunidad, se propone usar 500 millones en la siguiente forma:
1.- Crear en Cofide un “Fondo de Garantía de Vivienda- FOGAVI” para emitir garantías a bancos para créditos máximos de 40,000 soles por familia (similar al máximo del BFH para compra de vivienda). La diferencia con el BFH es que esta suma sí deberá ser retornada al banco prestamista, pues se trata de una “inversión social”. Con el aval de Cofide, los créditos bancarios no deberían tener una tasa de interés mayor al 10 % que cubre el costo administrativo y la utilidad del banco. El plazo deberá ser no menor a 10 años, pues eso significa una cuota de repago de alrededor de 350 soles mensuales o un poco más, suma aceptable para personas de ingreso medio a bajo.
2.- El dinero obtenido deberá emplearse en el reforzamiento estructural de la vivienda para hacerla soportable a contingencias sísmicas y luego, al enlucimiento y pintura de las fachadas hoy descubiertas con vista de ladrillo.
3.- Adicional a los posibles créditos individuales, deberá considerarse la posibilidad de créditos comunitarios, para instalar servicios; asimismo, comunitarios, donde la población organizada se hace responsable de su inversión y de su repago.
4.- Para esta labor, se espera que se pueda considerar por lo menos 5 trabajadores de construcción civil por casa remodelada y para obras complementarias. Con 500 millones de soles es posible emitir hasta 5 veces (regulación SBS) de cartas de garantía; o sea la suma de 2,500 millones de soles para ayudar a casi 100,000 hogares al año (no todos los créditos serán por el máximo) y crear 500 mil puestos de trabajo. Luego, en cada nuevo ciclo presupuestario anual se puede incrementar el fondo de garantía para mantener los nuevos beneficiarios y la creación de empleo.
5.- Para organizar el grupo de trabajo es importante considerar que actualmente en los “pueblos jóvenes” actúan muchas ONG privadas dando asesoría en sistemas de provisión de agua, alimentos en ollas comunes, asistencia médica y una serie de otras actividades de ayuda social. Por ello, y por la naturaleza múltiple de la asistencia, será necesario considerar la formación de un equipo de trabajo liderado por Cofide donde se pedirá participación a las ONG, a los Colegios profesionales (ingenieros, arquitectos, sociólogos), a la Cámara Peruana de la Construcción-Capeco y a Mivivienda.
Conseguida una buena organización y operatividad para Lima, habrá que replicar el programa en otras regiones de nuestro país que presentan las mismas urgencias.
JUAN CARLOS HURTADO MILLER