Internet y democracia
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación -TIC- se han convertido en poderosas herramientas o armas (depende del uso o el abuso) que nos permitirían promover la democracia en lugares y tiempos difíciles; Derecho y Economía confluyen en este nuevo orden mundial, con nostalgia recordamos las viejas máquinas de escribir, el maravilloso fax y los primeros sitios web y blogs, causaron revolución en su época y se convirtieron en canales poderosos para la expresión de las ideas y, por qué no decirlo, de la misma democracia. Vemos cómo los políticos no logran ponerse de acuerdo, los ataques ya no son en persona o mediante la televisión, se han trasladado a las redes sociales; muchos gobiernos buscan dominar el ciberespacio con fines propagandísticos, a la luz o a la sombra contratan, capacitan y pagan a influencers para dejar comentarios ideológicos y crear muchas publicaciones ideológicas para comentar temas políticos sensibles. La censura en un entorno digital es, realmente, menos efectiva; se puede colocar un asunto delicado en una publicación, así sea prohibido de inmediato, ya se ha extendido por miles y miles de otros blogs; paradójicamente cuanto más bloqueas, más alientas o envalentonas a quien publicó para evitar la censura, la única manera de controlar estos mensajes es hacerlo girar y acusar a quien escribió el mensaje original, en vez de tratar de responder cada publicación o comentario negativo, lo que se debe procurar es crear una nueva tendencia con un mensaje positivo, haciendo ver que el mensaje primigenio estaba errado o era malintencionado; lo que nos tomaría mucho tiempo y esfuerzo, puede revertirse rápidamente. La mayoría de los gobiernos se están acercando a sus críticos y les permiten interactuar con ellos, esto puede tener un doble efecto: debilitar la autoridad u otorgarle más poder. La mayoría de los políticos que interactúan en el ciberespacio operan en un vacío de información incompleta, no tienen los datos que necesitan para identificar las amenazas que podría enfrentar el régimen; por lo tanto, animar a las personas a conectarse en línea y compartan información y datos les resulta genial. Por otro lado, involucrar al público en cualquier toma de decisiones es una muy buena idea porque ayuda a compartir la culpa de las políticas que finalmente fracasen; lo que se busca en el ciberespacio es legitimar el régimen, tanto en el territorio nacional como en la comunidad internacional, invitando a las personas a todo tipo de foro público y hacer que participen en la toma de decisiones es realmente maravilloso. Se deberían utilizar las TIC para conectar a la ciudadanía dispersa en toda la patria, pedirle sus aportes e ideas sobre el futuro de su localidad, su región y su país, logrando con ello involucrar a las personas en la planificación; lo que en el pasado habría tomado semanas o meses, hoy toma minutos u horas y con muy poco esfuerzo. Debemos acostumbrarnos a los nuevos términos como: ciberactivismo, cuando la gente se vuelve más activa en internet; ciberhedonismo, cuando las personas se vuelven pasivas y simplemente esperan que internet sea el catalizador del cambio; aunque, en realidad, internet también puede ser un nuevo narcótico para las masas al ofrecer una variedad infinita de entretenimiento (no necesariamente santo), dejando de lado el compromiso político. Más que pensar en la cantidad de smartphones per cápita, deberíamos pensar en las formas que podríamos empoderar a los intelectuales, los disidentes, y a todos los miembros de la sociedad; existe la posibilidad de que esas voces no se escuchen. Utilicemos las nuevas tecnologías para llegar a todos y escuchar a todos, como una clara reafirmación de la democracia.
Willy Ramírez Chávarry, Ph.D. CEO de @SophiaEPG