Inteligencia Artificial revoluciona el ámbito profesional
Cuando hablamos de productos digitales, nos referimos a los talentos que lo impulsan. No se puede garantizar el éxito de un producto sin un equipo de técnicos-profesionales que lo construya y entregue valor.
Según Robinson Makiya Francia, Digital product and marketing specialist, en un mundo que está experimentando los inicios de una revolución con Inteligencia Artificial, los valores humanos y el desarrollo de las habilidades de carácter, son aquellos que quedarán más expuestos. Las compañías experimentarán no sólo una necesidad inmediata por contratar a profesionales que sepan lidiar con nuevas tecnologías, sino que, además, necesitarán encontrar a los futuros profesionales que estén fortalecidos en valores y con el carácter necesario para sostener aquello que el mercado está demandando.
Adam Grant grafica muy bien la importancia de la revolución del carácter en “Hidden Potential” cuando remarca que “en la medida en que los avances tecnológicos busquen automatizar las habilidades cognitivas a un ritmo acelerado, será más relevante dominar las habilidades que nos hacen más humanos”. Y, es precisamente la búsqueda de profesionales con esas habilidades lo que se podría convertir en un verdadero desafío.
El elevado porcentaje de informalidad, la inseguridad ciudadana, la alta tasa de criminalidad y la inestabilidad sociopolítica, no crean un ambiente favorable para los jóvenes profesionales. Según la Encuesta Nacional de Educación Superior Universitaria, un importante 83.1% reportó haber tenidos problemas relacionados a la salud mental. 4 de cada 10 estudiantes señaló haber tenido “pocas ganas o interés en hacer las cosas”; mientras que 3 de cada 10 estudiantes, se siente desanimado, deprimido, triste, sin esperanza o tiene problemas de sueño.
A esto se suma que el 47% de jóvenes peruanos tiene intenciones de irse del país en los próximos tres años, ya sea para trabajar o vivir, según el resultado de la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) hecha a jóvenes de 18 a más. La situación parece aún más compleja: constantes problemas de carácter ético del que somos testigos en las redes sociales, trabajadores que extraen los datos de las tarjetas de un cliente, empleados que se valen de información privilegiada para timar, funcionarios públicos que alteran de la información de los ciudadanos, son solo algunos de los terribles ejemplos.
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