Inestabilidad económica, social y política
Estamos próximos a cumplir un año de la elección presidencial y congresistas, lapso en que no se resuelven las necesidades y problemas esenciales del país. Va ahondando la inestabilidad económica, social y política. Los actuales gobernantes en la Presidencia de la República y en el Congreso viven una confrontación política demostrando incapacidad para ocuparse de evitar se consolide la crisis económica que estanca el desarrollo nacional perjudicando la vivencia de su población.
Los políticos electos evidencian que carecen de idoneidad y real formación política. Sumado a esa incapacidad para formular planes estratégicos que afronten los problemas económicos y sociales, están los precedentes de por lo menos gobiernos de los últimos 30 años a quienes se les investiga y/o procesa judicialmente por actos de corrupción, hecho que también se está atribuyendo a personas del actual gobierno. Existe una incertidumbre política.
Unos piden la vacancia del Presidente y la mayoría exige inmediatas elecciones generales. Cada vez más gente sale a las calles exigiendo resuelvan los problemas de falta de trabajo y medios de subsistencia familiar. La vacancia del Presidente no resolverá los graves problemas económicos. Sin que los políticos y gobernantes “renieguen” de sus convicciones ideológicas, es necesario fortalecer la economía, atraer empresarios nacionales y extranjeros que hagan nuevas inversiones e instalen centros de producción – mejor para la exportación– utilizando cada vez más trabajadores y consecuentemente eviten la pobreza.
Los nuevos gobernantes deben abocarse a que sean eficientes los servicios públicos de salud, educación, trabajo, infraestructura a nivel nacional, transportes, seguridad social y ciudadana, administración de justicia sin dilaciones. Combatir la corrupción y abolir la incertidumbre económica, social y política. Ello no impedirá fortalecer la democracia honesta respetándose los derechos de todos sin excepción. El progreso nacional depende del desarrollo económico y no de promesas demagógicas de quienes “aspiran” a ser electos con “fines personales”.
Es imprescindible ciudadanos debidamente capacitados desde su infancia en lo que son sus deberes y derechos, que tengan disciplina, autodisciplina y responsabilidad. Las nuevas generaciones, debidamente capacitadas, tendrán el deber de participar en los debates democráticos y estar prestos a asumir obligaciones gubernamentales y en cargos públicos –por módicos que sean (desde trabajos municipales, institucionales, entidades públicas)– para servir a la Nación y el pueblo.
Una tarea imprescindible es combatir la corrupción en todos los estratos gubernamentales y privados. La administración de justicia no cumple desde “hace años” con concluir procesos investigatorios y/o judiciales penales a autoridades (Presidentes, ministros, funcionarios, gobernadores regionales, alcaldes y hasta magistrados). La “democracia” y el gobierno no pueden estar en manos de corruptos.
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