Impacto inmediato para combatir eficazmente la inseguridad
La creciente sensación de inseguridad en Perú genera un clima de incertidumbre que desalienta la inversión. Según el CIT, cerca del 80% de los taxistas han sido asaltados en los últimos meses de 2023. Además, los criminales obtienen más de 2 mil millones de soles anuales extorsionando MYPES. Al menos 250 mil formales han sido obligadas a pagar cupos, según la Asociación PYME Perú. Esta situación afecta a diversos sectores, como la construcción que ha perdido 300 mil empleos solo en Lima.
El desempleo y la falta de oportunidades están conduciendo a los jóvenes hacia un círculo vicioso de criminalidad, tal como ha sucedido con los 300 detenidos en los falsos call center. Mientras no se aborde la inseguridad, las medidas actuales de impulso económico serán ineficaces. Sin cambios que generen un fuerte impacto, los jóvenes emigrados no regresarán y la economía seguirá estancada.
La captura de Abimael Guzmán significó la derrota del terrorismo en 1992 y cambio la imagen del país. Asimismo, permitió ver la importancia del liderazgo político en la figura presidencial. A diferencia de Fujimori, Boluarte no ha ejercido un liderazgo efectivo como Jefe Supremo de las FFAA y PNP. Boluarte debe asumir su rol político, formar un gabinete más estable y trabajar con los partidos políticos para impulsar reformas del sistema de justicia y fortalecer la Policía.
Circula en redes sociales un video de octubre pasado sobre las medidas de Suecia contra la violencia de pandillas. Tratan de recordarnos la estrategia de mano dura adoptada por Bukele. Recientemente, el salvadoreño advirtió que aprobar un estado de excepción sin una estrategia clara contra los terroristas es inútil. Esta perspectiva destaca que los problemas no se resuelven solo por decreto, sino a través de acciones concretas. Pensar que sacar a los militares es la única solución resulta un error común, tal como muchos en Perú lo pidieron al enterarse de la fuga del líder de los Choneros de una cárcel en Ecuador.
Comparto a continuación tres ejes para cambiar la sensación de inseguridad que el general Miguel Hidalgo, experto en seguridad ha sugerido:
1) Invertir en prevención utilizando los recursos estatales. Perú necesita 50 mil policías adicionales en las calles para que vigilen, patrullen y generen seguridad en la ciudadanía frente al delito común. Una solución podría ser la formación de brigadas cívico-militares de patrullaje, incorporando hasta 48 mil jóvenes en dos años, siguiendo un modelo de Washington implementado en Colombia en los años 60. Los jóvenes se integrarían en unidades de prevención, participando en un servicio militar voluntario junto a la Policía. Recibirían instrucción especializada, una propina y se comprometerían a servir durante dos años. Como incentivo, tendrían la oportunidad de proseguir su formación en escuelas de nivel superior.
2) Generar alianzas para luchar contra el crimen organizado. Es prioridad capturar a los cabecillas del Tren de Aragua y afianzar la colaboración con organismos de inteligencia internacionales y gremios de seguridad privada. Estos últimos sumarían 300,000 vigilantes privados en proveer información a la lucha contra el crimen.
3) Establecer una política penitenciaria más efectiva, aplicando medidas que aprovechen la experiencia privada y los colegios profesionales para rehabilitar cárceles. Se debería rescatar el Frontón para contar pronto con 6 pabellones para delincuentes de alta peligrosidad.
La situación actual exige liderazgo con medidas decisivas y coordinadas. La inseguridad en Perú no solo es un desafío policial y militar, sino también político y social. Para revertir la tendencia, se requiere un enfoque integral que involucre a todos los sectores de la sociedad. La seguridad es la base para el progreso y la estabilidad, y es hora de que Perú tome acciones concretas para garantizar un futuro alentador.
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