¡Hora de poner velocidad de avión al Gobierno!
“Vamo a calmarno”, así rezaba mi columna de la semana pasada a propósito de la coyuntura política del país, ya que a nuestro entender el Poder Ejecutivo no había planteado la “disolución del Congreso”, sino una “cuestión de confianza” acerca de políticas de “fortalecimiento institucional y lucha contra la corrupción” y ya vimos que ésta finalmente se otorgó después de los clásicos pullazos entre ambos poderes del Estado. Creo sinceramente que la estrategia del Gobierno no era la de mandar a su casa a los actuales congresistas, sino el meter presión para colocar en la agenda del Parlamento, sus iniciativas legislativas de reforma política a fin de que puedan entrar en vigencia para los comicios electorales del 2021, año del bicentenario de nuestra independencia.
Bueno, lo lograron, por lo menos varios de los proyectos de Ley propuestos verán la luz del día y los que no, como la eliminación del voto preferencial y mucho me temo el de la paridad y alternancia entre mujeres y hombres en la conformación de las listas de elección popular, muy posiblemente tendrán que ser retomadas en el próximo Congreso o sometidas a Referéndum porque, a juzgar por las intervenciones de muchos parlamentarios durante el Pleno que debatió la “cuestión de confianza”, estas son altamente resistidas. Estimamos que el Ejecutivo será consecuente con su pedido y acudirá al Congreso a fundamentar y defender sus iniciativas, porque lo contrario validaría la hipótesis de muchos opinólogos políticos, de que todo esto fue hecho para levantar sus niveles de aprobación en las encuestas, las que estaban a la baja.
De otro lado, el Gobierno debe redoblar su trabajo y hacer una gestión pública más expeditiva, porque nuestra economía está en clara desaceleración, el efecto teflón dado por el pueblo en respaldo a una reforma política que por ejemplo haga más difícil que corruptos y evasores de la justicia accedan a cargos de elección popular, etc.; no durará mucho tiempo, la impaciencia del ciudadano de a pie se acentuará, querrá dinero en sus bolsillos para gastar, ser sujeto de crédito, tener un trabajo u oficio digno, salir y retornar a su casa sin ser asaltado o asesinado. Estamos claros que el equilibrio de poderes fortalece la democracia, pero cada institución en su lugar y al Ejecutivo le toca gobernar, hacer buen uso del gasto público, acabar con la delincuencia común, generar las oportunidades de trabajo. Por todo lo cual, dada la Confianza, Presidente Vizcarra, es hora de poner velocidad de avión a su gobierno porque sino cerrarremos este año no con el 4.2 % de crecimiento (proyectado por ustedes), sino con 3 % (sino es menos), que no alcanza para revertir la pobreza y pobreza extrema en el Perú.