«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»

¡Feliz Navidad a todos! La primera Palabra que nos da el señor a través de la Iglesia es del profeta Isaías: “Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia”.

¿Qué buena noticia? Que Dios está tan enamorado del hombre que se ha hecho hombre y ha nacido como un pobre en un portal de Belén. El que nace es el Mesías, el que anunciaron los profetas, “que pregona la justicia, que dice a Sion: «¡Tu Dios reina!»”. Dios reina, se ha hecho pobre, se ha hecho miserable, se ha hecho niño… y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios. Invoquemos su nombre, seamos valientes.

Como dice también el salmo: “Cantar al señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas”. Es un cántico nuevo porque ha empleado un lenguaje nuevo, que es cargar sobre sí nuestros pecados. “Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad”. Es una alegría inmensa, por eso gritamos, hemos estamos esperando durante mucho tiempo, se cumple la segunda Palabra que nos da la Iglesia:

“En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.” Hermanos, invoquemos el nombre de Jesucristo.

Dios nos ha llamado por medio de Cristo a ser hijos suyos, nos ha dado la posibilidad de nacer de nuevo.
El Evangelio de San Juan dice: En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Fijaros que esta Palabra se ha hecho carne y tiene el poder de restablecer nuestra naturaleza caída o destrozada por el pecado. “Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho…

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo”.

Hoy más que nunca necesitamos una luz verdadera, auténtica, que diga el hombre: No te mueres, tú puedes nacer de lo alto, puedes reemprender de nuevo la vida, porque la vida está en Dios.

Hermanos, creamos en su nombre, en su Palabra, porque “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros … todos hemos recibido gracia tras gracia”, es decir, todo es gratis.

¿Qué tenemos que hacer? Dejarnos amar por Dios, pídele al Señor que se manifieste en tu vida. Belén significa “casa de pan”, este pan tiene el poder de saciarte de toda insatisfacción. Invoquemos su nombre.

A todo os deseos feliz Navidad, feliz fiesta del nacimiento de Jesús que tiene el poder de cambiar tu vida y la de tu familia. Leed la palabra de Dios en esa noche antes de comer juntos, Él tiene poder sobre lo que te esclaviza.

Que la bendición del Señor esté con vosotros, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Recen por mí para que nazca Jesús en mi corazón y en mi familia.

+ Mons. José Luis del Palacio.
Obispo E. del Callao.