Heridas que no cierran

Se ha desatado una polémica en las redes sociales en torno a una película que narra la vida de una joven universitaria que descubre que su padre perteneció a Sendero Luminoso y se encuentra en la cárcel pagando por su delito. Es la segunda película parte de una tetralogía creada por el director. La primera de ellas, referida a una pareja que perteneció también a Sendero y se reencuentran después de unos años. Las tramas pretenden sensibilizar al público frente a la vida de los personajes que fueron parte del movimiento terrorista más sangriento que asoló a nuestro país, lo cual resulta indignante, sobre todo para los peruanos que vivimos la época del terrorismo.

Si bien es cierto, las expresiones artísticas, tales como las películas, son parte del ejercicio de la libertad de expresión, esto no significa que la terrible experiencia que vivimos todos los peruanos hace más de 40 años, no merezca ser abordada de tal manera que honre la memoria de las miles de víctimas que perecieron por la insania genocida.

En una entrevista que le hacen al productor, este dijo respecto de la protagonista : “de pronto descubre que ese padre senderista es de una familia campesina y humilde, y piensa que discriminaciones habrían habido” .

El mensaje detrás de la narrativa suaviza la imagen del personaje que está en prisión por asesinar gente sin piedad, seguramente, familias de campesinos humildes.
Es inevitable tener reparos frente a este producto cinematográfico por cuanto preocupa que su público objetivo sean los jóvenes quienes no han vivido esta época y el mensaje pareciera justificar la demencial conducta del protagonista. Ese es pues, el gran pasivo de la educación en nuestro país, que no ha cumplido con dar a conocer la historia del terrorismo tal como fue a los niños y adolescentes. Y claro en esta historia también hubieron excesos por parte de las FFAA y de la Policía, crímenes por los que ciertamente también deben pagar los malos elementos, pero eso no convierte al Estado en el enemigo, ni comparte la responsabilidad con los terroristas.

Finalmente, algunas precisiones. Calificar de “subversivo” a un terrorista lo reduce solamente a un sedicioso o agitador, más aun porque ese termino no está tipificado como agente activo del delito de terrorismo. De otro lado, los denominados conflictos armados no internacionales o internos, se rigen por los principios fundamentales de: necesidad militar conforme al derecho internacional, prohibición de sufrimientos innecesarios, la distinción entre combatientes y no combatientes, de humanidad y respeto a la sociedad civil, por lo que no calza con lo que se vivió en nuestro país. Para cerrar las heridas que dejó el terrorismo, no solo se debe conocer la historia completa además no se debe relativizar.

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