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¿Hasta cuándo seguiremos autodestruyéndonos?

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Fecha Publicación: 21/11/2024 - 23:00
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Los efectos retroactivos de la megacorrupción que sentó sus reales en el Perú a lo largo de dos décadas —cuyos coletazos aún siguen salpicando por todas partes— han quedado impregnados en, al menos, un par de generaciones acostumbradas ya a la deshonestidad y al cohecho como método de vida. Será, por tanto, difícil el trance que queda por delante. Porque, siendo la corrupción el cáncer de la sociedad, resulta complicadísimo convivir con esos grupos sociales aún afectos a la trampa y al robo.
En este orden de cosas, es indispensable adoptar rápidamente medidas correctivas, como desratizar el Poder Judicial y el Ministerio Público. Porque, amable lector, aún tenemos a fiscales y a jueces acostumbrados a desenvolverse alrededor de toda la inmundicia que convive en torno a la corrupción. Sin ir muy lejos, esos otrora mega héroes de nuestro Ministerio Público, apellidados Vela Barba y Pérez Gómez, aún siguen allí enquistados.
Y la convivencia de estos dos sujetos con las generaciones liberadas del karma de la corrupción será, obviamente, impracticable. Tanto así que vemos cómo la gente común y corriente los incordia apenas verlos paseándose tan campantes por las calles de Lima; o incluso de Nueva York, donde aparentemente circulan con cierta frecuencia, dejando expedita la pregunta: ¿de dónde pecata mea?
Pérez Gómez y Vela Barba son tan poderosos en materia de influencia en la Fiscalía de la Nación —e incluso en el Poder Judicial y hasta el Poder Legislativo— que son los únicos dos sujetos en todo el Perú que conocen el convenio secreto que, a nombre de nuestro Estado, han firmado con la corrupta Odebrecht, condonándole todas sus megaestafas y demás crímenes socioeconómicos, que incluyen la exoneración de multimillonarias indemnizaciones que ha dejado de percibir el Estado peruano por disposición de este par de osados fiscaletes. Ellos le han hecho perder varias decenas de billones de soles a usted, amable lector, como integrante de la población de este maltratado país.
El inefable y sumamente sospechoso exfiscal de la Nación, Pablo Sánchez, tiene muchísimo que explicarle al país respecto a por qué autorizó a Vela Barba y a Pérez Gómez a suscribir un convenio secreto de semejante envergadura, sin conocimiento de las más altas autoridades electas del país; desde el jefe del Estado, pasando por los congresistas y, en este caso, el jefe de ambos: el turbio Pablo Sánchez.
Vivimos todavía en un país podrido por culpa de una organización de características masónicas llamada los caviares, conformada por una partida de sujetos presumidos, además de hipócritas, que se autodenominan mental, intelectual y políticamente muy superiores al resto de peruanos; siendo, en rigor, una caterva de viles acomplejados, sociopolíticamente frustrados, laboralmente incompetentes y personalmente libres de hacer lo que les venga en gana porque pertenecen a una logia transnacional que goza de absoluta libertad para hacerlo, incluso transgrediendo impunemente las leyes peruanas.
¿Cuándo caerá todo el peso de la ley sobre este par de mequetrefes, Vela Barba y Pérez Gómez? ¡Mientras permanezcan en la Fiscalía, el país seguirá hundiéndose!

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