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¿Hacia dónde va el mundo?

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Fecha Publicación: 09/08/2023 - 22:10
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El mundo bipolar de fines del siglo XX ya no existe en la actualidad. Vivimos en un planeta multipolar en el cual prevalecen tendencias estratégicas contrapuestas que podrían terminar en una tercera conflagración atómica. Vladímir Putin se equivocó cuando pensó que la agresión a Ucrania sería un paseo militar como paso previo para anexarla a las Federación Rusa.

Subestimó a Volodímir Zelenski que encarna la resistencia del pueblo ucraniano. No cabe duda que Ucrania y Rusia son países que están íntimamente vinculados por raza, historia. cultura, religión e idioma, aunque la lengua ucraniana es distinta del ruso, que predomina en la parte oriental de ese país. Podría decirse que Ucrania fue la primera Rusia hasta el siglo XIII, pero luego siguió un destino distinto para volver al dominio moscovita en el siglo XVIII.

¿Hoy cuáles son los bandos estratégicos opuestos en el mundo? En primer lugar Rusia y China, ambas potencias nucleares, que comparten objetivos territoriales comunes. Rusia quiere restablecer su antigua hegemonía en Europa Oriental que perdió a raíz de la caída del muro de Berlín y de la disolución de la Unión Soviética. China quiere reconquistar la isla de Taiwán, hoy la sede de un gobierno disidente y que además se ha convertido en un emporio económico, científico y tecnológico.

El problema reside que la “toma de Taiwán” solo puede realizarse mediante una complicada invasión aeronaval que chocaría con la resistencia de las fuerzas armadas taiwanesas apoyadas por Estados Unidos y Japón. Desde un punto de vista militar sería una operación muy difícil. Ese factor detiene a China sin perjuicio que el gobierno de Xi Jing Ping no quiere una confrontación con los Estados Unidos que podría llevar a una guerra atómica, debiendo agregarse que China y Estados Unidos son socios económicos en muchos aspectos, comenzando por su comercio bilateral.

Eso no impide a China organizar una coalición de países emergentes, los BRICS, para destronar al dólar como moneda mundial de referencia en todas las transacciones internacionales.

En el banco opuesto tenemos a los Estados Unidos apoyados en el océano Pacífico por Japón, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas, Malasia, quizás Indonesia, Australia y Nueva Zelanda, definitivamente una alianza nada menospreciable.

En el Atlántico Norte lo apoyan todos los integrantes de la OTAN, desde Canadá hasta los países bálticos, pasando por Francia, así fuere algo reticente, Gran Bretaña, Portugal, España, Italia, Alemania, Dinamarca, Noruega, Chequia, Eslovaquia, Polonia, Rumanía, Bulgaria, Turquía al margen de que tenga su propio juego con su vecina Rusia, Hungría con un signo de interrogación y ahora último Suecia y Finlandia que también tiene frontera común con Rusia. Es una alianza temible que apoya el esfuerzo bélico de Ucrania y neutraliza su conquista por Rusia.

¿Qué pasará después? Difícil de predecir. Lo que si podemos decir es que las potencias del Medio Oriente y del Asia Índica tienen mucho que decir, pero América Latina, corroída por la izquierda, salvo Uruguay, Paraguay, Perú y tal vez Chile, juegan un papel secundario en esta confrontación. A lo que podríamos agregar al continente africano, con la excepción de Sudáfrica, el cual envuelto en sus propias limitaciones, divisiones y peleas, no tiene peso propio en el duelo estratégico mundial, hoy focalizado en el hemisferio norte.

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