¿Hacia dónde llevan al Perú?
Catalogados internacionalmente como la octava nación del planeta, según cifras de infectados, y la primera en número de fallecidos por cantidad de habitantes; en medio del conmovedor escenario de muerte, enfermedad, desocupación, hambre, falta de medicinas, insuficientes camas para unidades UCI, carencia de oxígeno, ausencia de respiradores, veintena de médicos fallecidos, al igual que enfermeras, policías, etc.; con cientos de miles de pobres invadiendo desesperadamente las calles en procura de vender lo que sea para llevar el pan a sus hogares; con millones de peruanos viviendo en cerros sin agua ni desagüe sujetos a la inclemencia del frío que seguirá arreciando; con cientos de miles de empresarios arruinados; con jubilados que reciben menos de S/ 100 al mes, etc. Vale decir, testigos de la desgracia que está viviendo la inmensa cantidad de peruanos, el impresentable gobierno del ingeniero Martín Vizcarra acordó repartir 4,212 canastas de víveres –destinadas dizque a las familias mas vulnerables– entre la cúpula burocrática que no ha dejado de cobrar ni un mes sus remuneraciones –pagadas por usted, amable lector–. De todos los favorecidos, más de mil tienen sueldos entre 1,200 y 2,000 soles; otros 2,477 ganan entre 2,002 y 3,000 soles; 600 ganapanes perciben al mes entre 3,001 y 5,000 soles; y la cereza sobre la crema: 53 privilegiados reciben puntualmente del Estado entre S/ 15,001 y S/ 10,000 cada mes.
En este mismo orden de cosas, el gobierno del ingeniero Vizcarra tampoco ha dejado de abonar –en plena tragedia nacional que afecta al 95% de los peruanos– centenares de millones de soles cada mes para contratar “asesorías” y “consultorías” que abarcan temas tan extravagantes como “bailoterapia”. O sea, sencillamente dilapidar el escaso dinero del Estado para favorecer a los amiguetes de palacio. Como tampoco Vizcarra ha desatendido a sus esbirros de la prensa venal, favoreciéndoles en plena pandemia con avisaje pagado por el contribuyente; dinero que debió servir para aliviar la tragedia de tantos compatriotas que han quedado en el desamparo debido a la irracionalmente planificada paralización del país, igualmente ordenada por el inepto mandatario.
Esto que pareciese ser una broma macabra para un pueblo de por sí tan angustiado y crispado –como el peruano en estos días– pues no lo es. Al respecto, recordemos que Kuczynski inflamó el Perú con esa cantaleta del Congreso obstruccionista, creada por él para esconder sus corruptelas. Aunque al final, semejante farsa lo obligó a confesar, renunciar y, finalmente, a terminar con orden de prisión domiciliaria. No obstante, dejó sembrada la bacteria de la crispación social, consecuencia de una polarización política extremadamente violenta que su heredero, el ingeniero Vizcarra, incluso la ha elevado a niveles anárquicos. Porque a esta nación con la piel inflamada por una corrupción infame, el mandatario la provoca mañana, tarde y noche exhibiendo su desgobierno y sus despropósitos, en connivencia con la progresía marxista profesional desesperada por incendiar la pradera para institucionalizarse como el ente omnímodo del Estado.
Lamentablemente este poder Ejecutivo maneja autocráticamente el Perú. El Congreso electo, tras el golpe de Vizcarra, obviamente no opera como contrapeso democrático.