Guerra por el gasoducto. Auf wiedersehen, Plácido
Es el tema mediático del momento junto al pánico que viene sembrando la expansión del “coronavirus”, hablamos del Gasoducto del Sur, hoy bautizado como Sistema Integrado de Gas Zona Sur, casi a diario vemos a los gurús de los temas energéticos en la televisión, internet, radios y periódicos de circulación nacional. ¿Cuán importante es? Mucho, porque está relacionado con los conflictos que tiene ya el Estado con la empresa Odebrecht, por las denuncias que ha interpuesto ante el CIADI y de socios en dicha concesión como la española Enagás reclamando ambas, daños y perjuicios por la resolución del contrato del Gasoducto del Sur por el expresidente Kuczynski en enero de 2017, y por no haber conseguido el cierre financiero que estipulaba el contrato.
Ahora muchos han salido a decir que por qué no se echó mano a la cláusula anticorrupción, olvidan que los mismos bancos que estaban financiando la obra presionaron para que no se activara dicha cláusula ante el temor de perder su dinero, ya que a cambio habían tomado posesión de las acciones de la empresa, además en ese momento que se resolvió el contrato todavía no existían pruebas de actos de corrupción en la buena pro otorgada, ahora se dice que las hay; sin embargo cómo activar ahora la cláusula a un contrato que fue ya resuelto.
Es ya momento de revisar los diseños de los contratos que se hacen, no es posible que se hagan poniendo cláusulas que obliguen al Estado a licitar el mismo proyecto tal como está en caso se resuelvan por incumplimientos de las partes, eso es inaudito. La verdad que este proyecto no solo tiene estos entrampamientos legales, su misma viabilidad es dudosa, hay que tener bien presente que el suministro de gas para esta obra no la da el Estado, es potestad de los propietarios de los lotes que son privados, por eso, aquello decretado en el gobierno de García, que 1 TCF de gas (un trillón de pies cúbicos) del lote 88 se destinarían a tal obra es para las tribunas, la pelota está en la cancha de los productores de gas, solo ellos deciden si dan o no su gas.
Finalmente, bien por la renuncia de Carlos Paredes Lanatta a la presidencia de Petroperú, no era posible tolerar agravios a ninguna mujer sea ministra o no, porque esta es una forma de violencia contra la mujer; y en ese norte, estimo, en el caso de Plácido Domingo, que el “haber aceptado toda responsabilidad” en las denuncias de acoso en su contra, por más que después haya querido matizar lo dicho, señalando “no haberse comportado agresivamente con nadie”, es de entenderse y aunque nos duela como melómanos, que su carrera a sus 79 años ya terminó. Auf wiedersehen (adiós), Plácido.