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Grupúsculos de derecha extrema victimizan a caviares y ultraizquierdistas

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Fecha Publicación: 22/09/2025 - 10:04
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El sistema de tensiones peruano fue penetrado y envenenado durante años por afiebrados grupos extremistas de izquierda. La violencia que dosificaron los actores calculadores opacó las demandas —legítimas en algunos casos— de los actores desposeídos o los verdaderamente reclamantes y no violentos.

Reciclados senderistas, emerretistas y otros, por ejemplo, se colaron durante años en la “conflictividad social”, disfrazados de ambientalistas, y dieron forma a la brutal fuerza antiminera, como la que el desgobierno de Castillo y Cerrón dejó operar con impunidad. La ciudadanía —y no solo en la capital— se demoró en ver el caos incitado por los extremizadores.

Esta dinámica de la violencia descentralizada y progresiva (Puno, por ejemplo, fue en parte escenario conectado al factor boliviano), también de signos ideológicos y crematísticos, no debe distraer de la aparición y el influjo —aunque aún de un grado mucho menor de peligrosidad— de grupúsculos de extrema derecha, que pueden crear desafíos violentos, también con fines políticos, si no son frenados a tiempo.

Al igual que con la ultraizquierda, estas energías de ultraderecha funcionan, primero, como cámaras de eco de la radicalización (las redes sociales digitales facilitan su avance gradual). En esa ruta, sus elementos más tóxicos pueden después cruzar fácilmente las líneas hacia el extremismo violento, replicando a sus letales antagonistas de la izquierda comunista, socialista del siglo XXI o chavista, maoísta, fascista de izquierda, etc. Aún muy reducidos —acotados en Lima—, se ha detectado que hasta llegan a remedar saludos neonazis y fascistas.

Como señalábamos en 2021 (ver: “Grupos de ultraderecha victimizan a los operadores de la ultraizquierda”. M. Lagos. 26/11/2021. Expreso), no debía descartarse que algunos hayan sido coordinados, en ese momento, para agredir de forma calculada a ciertos actores políticos pro-Castillo (como ocurrió con el exacciopopulista Y. Lescano) y a funcionales “centristas” caviares, para alentar su victimización. (Según fuentes periodísticas y policiales, algunos dirigentes hoy ultraderechistas han sido miembros o mantienen contacto con operadores de izquierda). Uno de los objetivo habría sido infiltrar y así desacreditar a las fuerzas prodemocráticas que se articulaban en contra de la peligrosa concentración de poder del régimen de “Perú Libre” pos 28 de julio de 2021.

En 2023 (ver: “¿Existe riesgo en los embrionarios grupos de extrema derecha?”. M. Lagos. 16/07/2023. Expreso), también anotamos que la recurrente intervención de alto impacto mediático y político de estos grupos menores de derecha extrema era sospechosaAparecen justo en escenarios que sirven para relanzar tensiones políticas cuando estas han disminuido; refuerzan también así las narrativas izquierdistas que dicen “alertar” sobre la “amenaza vigente” de los “fachos de derecha”. ¿A quiénes favorece realmente su proceder?

Estos sobredimensionados grupos —embrionarios en realidad— de extrema derecha no han sumado a la lucha por la democracia y las libertades. Son, en todo caso, su talón de Aquiles. Vía el hostigamiento, el acoso, la amenaza… la violencia política, pueden degradar torpe y hasta delictivamente las manifestaciones pacíficas por venir desde ese lado del espectro, tal como ocurre con las fuerzas organizadas del izquierdismo extremo —y hasta terrorista— en algunos frentes.

Con métodos tipo “fuerza de choque”, juegan además a favor de la victimización de los autoetiquetados “centros políticos”, en apariencia. Ahí están los sectores progresistas que, en la práctica, se convirtieron en los garantes del prosenderismo corruptor, al que llevaron a la presidencia en segunda vuelta en 2021.

Es decir, con su actuar, los colectivos extremistas de derecha pueden terminar facilitando las estrategias de victimización mediática de caviares y ultraizquierdistas.

En lo que viene del proceso político, las fuerzas democráticas de derecha se obligan a marcar distancia y denunciar a los violentistas provenientes de ese lado del eje político. No pueden caer en lo mismo que durante años los “centrismos” caviares propiciaron: la invisibilización de la extrema izquierda —actuando también vía tácticas terroristas, como la amenaza de violencia— que logró hegemonizar con impunidad mucha de la famosa conflictividad social. Una conflictividad que empantanó al país progresivamente y que incluso logró colocar a sus conectados en varios de los más altos cargos públicos: en los gobiernos regionales, municipales… y en el Parlamento y en Palacio de Gobierno el 28 de julio de 2021.

Extrema derecha

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