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Groenlandia no está en venta

Fecha Publicación: 31/08/2019 - 20:50
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Unas sorpresivas e inoportunas declaraciones del presidente Trump volvieron a colocar a Groenlandia en el centro de la noticia después de muchos años. Pocos días antes de su programado viaje a Copenhague para visitar a la reina de Dinamarca, país titular de la soberanía de Groenlandia, el mandatario norteamericano anunció públicamente el interés de los Estados Unidos de adquirir esa inmensa y gélida isla de 2,175 millones de kilómetros cuadrados y escasos 56 mil habitantes.

La propuesta fue calificada como absurda por la primera ministra de Dinamarca y Trump canceló intempestivamente su viaje de Estado, dejando con los crespos hechos al gobierno danés. ¿Por qué Trump tendría interés en que Estados Unidos adquiera un territorio polar, en el extremo norte del continente americano, casi totalmente cubierto de hielo y hasta ahora con escasas actividades económicas, salvo la caza y la pesca? Algunos analistas, conociendo la afición de Trump por los negocios inmobiliarios, se imaginaron que tendría la idea de construir un centro de prospección minera y petrolera, recursos que la isla contiene en abundancia pero aún inexplorados. Todas estas actividades podrían provocar un “boom” de tierras y quien las compre primero haría una pingüe ganancia, sin perjuicio de los derechos sobre la explotación de recursos naturales que él y sus socios gestionarían, asegurándose nuevas y billonarias utilidades.

En buenas cuentas en pleno siglo XXI una operación comercial muy parecida a las primeras expediciones colonizadoras de hace quinientos años, con una pequeña diferencia: el mundo se encuentra en otra época histórica que condena tales transacciones. Pero Trump es un empresario de la construcción que ha ganado y perdido y millones de dólares en especulaciones inmobiliarias y Groenlandia es un territorio inexplorado. Claro que en este caso el comprador no sería él sino el gobierno de los Estados Unidos que históricamente expandió su soberanía territorial con la compra de la Luisiana, de la Florida, de Arizona y Nuevo México, de Alaska y hasta de las Islas Vírgenes. Estados Unidos ha practicado con éxito la adquisición de nuevos territorios por la vía de la compra-venta, pero se trata de una modalidad descontinuada que el vigente Derecho Internacional rechaza. Sin embargo, el calentamiento global está provocando un nuevo fenómeno que podría cambiar el clima de Groenlandia y hacerlo más propicio para la ocupación humana. Además Groenlandia tuvo una posición estratégica en las dos guerras mundiales y ahora lo está recuperando por esa misma razón. De ahí el interés de Trump de gestionar su compra.