Gratitud y Esperanza

Tuvieron que pasar 24 años para que un día como el 9 de agosto del 2024, el Estado Peruano, a través del Congreso de la República, reivindicara el trabajo de muchos soldados y policías que en su momento fueron a cumplir una misión ordenada por un gobierno democrático, cuya finalidad fue pacificar al Perú.

Una tarea muy delicada, ya que implicaba enfrentar a los demenciales grupos terroristas que tenían como objetivo tomar el poder mediante las armas. Fueron casi 20 años de guerra, pero como soldados, se cumplió la orden sin los recursos necesarios ni la experiencia adecuada. Sin embargo, se venció.

Algunos no regresaron, otros permanecen con heridas y secuelas de posguerra, muchas familias quedaron destruidas sin la presencia del padre, otros fueron perseguidos y sentenciados, privados de su libertad injustamente, y también muchos murieron aun con juicios pendientes y sin sentencia.

Es una realidad que, como soldados, vivimos en el día a día. Así, en todos estos años transcurridos, se recomendó y se pidió apoyo de diferentes formas a los gobiernos de turno. Sin embargo, no fueron capaces, ni tuvieron la valentía, ni la solidaridad, ni la sensibilidad humana de hacer algo por los vencedores del terrorismo, que no permitieron que una ideología retrógrada y que unos pocos se apoderen de nuestro país. Debemos tener en consideración que el Perú es uno de los pocos países en el mundo que derrotó militarmente al terrorismo.

Una demostración de quien ejerce liderazgo es tener empatía y entender las necesidades y preocupaciones de sus subordinados, con la finalidad de crear un ambiente de confianza y colaboración. Sin embargo, en esta oportunidad, el Poder Ejecutivo se puso de perfil, con una actitud de “que lo haga el Congreso, yo no”.

Eso es cualquier cosa, menos liderazgo, y no exijan lo que, como autoridades, no puedan hacer.

Nuestro reconocimiento y gratitud a los congresistas Fernando Rospigliosi y José Cueto, que tuvieron la feliz iniciativa de promover esta ley en la cual no se pide impunidad, sino justicia. Pudimos apreciar su compromiso y valentía de persistir por algo justo y puntual.

Agradecer también a los congresistas que votaron a favor de una ley constitucionalmente viable y también agradecer a todas las personas que, de una u otra manera, ayudaron para que esta ley sea una realidad. Son muchas familias de militares y policías que hoy pueden ver la luz después de muchos avatares y padecimientos morales, y que en algunos momentos perdieron la esperanza y confianza en un Poder Judicial infiltrado por ideologías que mucho daño le están haciendo a nuestra patria.

Nos encontramos en el año del Bicentenario del Poder Judicial, ya que un 22 de diciembre de 1824 se creó la Primera Corte Superior de Justicia de Lima, por requerimiento constitucional y puesto en marcha por el Libertador Don José de San Martín.

Por lo tanto, señores jueces, devuelvan al país la confianza y demuestren que las leyes son para cumplirlas, aplicando los principios fundamentales que rigen la labor judicial, como son la independencia, imparcialidad, objetividad y profesionalismo.

¡Háganlo por el Perú!

Por: Gral. Div. EP Ronald Hurtado Jiménez

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