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Gracias, pero no

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Fecha Publicación: 29/10/2021 - 21:00
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El Ejecutivo plantea una serie de propuestas para subir la recaudación de impuestos que, lejos de buscar una base tributaria más amplía, propone seguir sacando agua del mismo pozo.

Van desde aplicar IGV a las plataformas que hoy usan emprendedores tales como Zoom, elevar más la tasa por el alquiler de inmuebles y retirar las exoneraciones a los seguros de vida.

Para eso, el ministro de Economía, Pedro Francke, anunció que pedirá al Congreso de la República delegación de facultades, mientras casi a la par colocó US$ 4 mil millones en bonos por hasta 50 años.
El gobierno de Castillo, no nos ha presentado claramente qué quiere hacer en estos cinco años y nos pide más dinero a los contribuyentes mientras nos sigue endeudando.

Además, solicita que el tema no sea debatido sino salga express evitando el debate respectivo. Todo ello empaquetado primorosamente con el lazo de que la gobernabilidad y equilibrio de poderes esta en juego.

Gracias, pero no. Pago impuestos que van a las arcas fiscales para que los funcionarios públicos cumplan su deber. Uno de ellos es el congresista y nosotros los contribuyentes pagamos su sueldo para que trabaje legislando. Su labor es debatir, analizar y aprobar los impuestos. Pero ellos terminan usualmente delegando este mandato solo para evitar la etiqueta de “estrechos de miras”, de obstruccionistas.

En esta ocasión podemos afirmar, los ciudadanos, que ambos poderes del Estado tienen la misma cualificación. El proyecto de Ley que da legalidad al Marco Macroecónomico, brilla por su ausencia. En los primeros 100 días del Ejecutivo no se han dado señales claras de que exista un plan bien trazado y en ejecución, que asegure el destino del Perú.

Por lo contrario, Castillo ha dinamitado la poca confianza recobrada, a través de sus escasas declaraciones que suelen ser controversiales y lo muestran incapaz de tomar decisiones, buenas o malas.

Si se entregan facultades legislativas para que se modifique el esquema tributario, no tendría ningún debate, y se aplicaría el criterio del Ministerio de Economía sin posibilidad de réplica. Y así se olvidaría que el voto popular en las elecciones generales reveló que el Perú demanda un contrapeso de poderes.

El presidente de la República es como el presidente de una empresa, llamada Perú, que no está rindiendo utilidades como antes de la pandemia. Su gerente de finanzas, el ministro de Economía, nos pide a los accionistas (contribuyentes) que demos más dinero, pero no nos explica cómo se utilizará y menos cómo se pagará la deuda adquirida a 100 años en 2020 y a 50 años este 2021. Parece que al final impera la idea de que ese no será nuestro problema, sino de nuestros hijos y nietos.

Ante tal perspectiva cabe preguntar quién en su sano juicio invierte más dinero sin saber cómo será utilizado. ¿Acaso irá a agua y desagüe para los colegios? ¿Bonos? Recordemos, una vez más, que no hay lonche gratis. Mucho menos en las actuales circunstancias.

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