Gonzales Posada: “Denunciemos a la CIDH”
Tras el infame entrometimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en asuntos propios de nuestro país —obviamente incitada por las izquierdas regionales y por sujetos como Diego García Sayán— para impedir que el Congreso del Perú tramite una ley de amnistía a militares y policías que viven hace cuatro décadas sometidos a procesos judiciales sine die, por haber combatido a las sanguinarias huestes terroristas de Sendero Luminoso y el MRTA, la presidenta Dina Boluarte respondió:
“No somos colonia de nadie. No permitiremos la intervención de la Corte Interamericana que pretende suspender un proyecto de ley que busca justicia para miembros de nuestras Fuerzas Armadas, nuestra Policía Nacional y los comités de autodefensa que lucharon arriesgando su vida peleando contra la insania del terrorismo, contra aquellos que solo querían derramar la sangre de nuestros compatriotas. No lo vamos a permitir.”
Al respecto, el destacado diplomático y exministro de Relaciones Exteriores, Luis Gonzales Posada, califica como “burda intromisión en asuntos de competencia interna del Perú” que la CIDH tome atribuciones para intervenir en decisiones judiciales de nuestro país, actuando como si fuese un tribunal de justicia peruano. Con razón, además, considera que una solución más conveniente para el Perú sería que “nuestro representante permanente ante la OEA (José Luis Sardón) denuncie a la Corte y a la Comisión por cometer esos excesos y, además, plantee —porque es su derecho— una modificación al Pacto de San José, introduciendo estos criterios para evitar abusos de esa naturaleza”.
La CIDH viola no solo la Constitución, sino todo nuestro acervo legal, convirtiéndose así en un instrumento directo del totalitarismo que impera en muchos países integrantes de aquella organización, que buscan dañar a nuestra patria porque se resiste a rendirse al comunismo sudaca impuesto por Cuba, consolidado por Venezuela, Nicaragua, Bolivia y, últimamente, incluso por los gobiernos comunistas de Chile y Colombia, atentando contra nuestra soberanía interna en este caso, “para generar problemas políticos de alto nivel”, manifiesta el excanciller.
Y agrega, en relación con el reciente pronunciamiento de la CIDH, que se trata de un acto “que tiene un tufillo de presión torpe, inaceptable, al Perú, por decirlo de alguna manera (…) Yo estoy absolutamente seguro de que detrás de esta decisión está la sombra siniestra de los grupos radicales de izquierda. No olvidemos que Sendero Luminoso y el MRTA mataron a centenares de policías, militares y comités de autodefensa; muchos otros quedaron gravemente heridos y algunos de ellos sobreviven discapacitados de por vida. Por supuesto que eso no le interesa a la Comisión ni a la Corte, sino censurar una amnistía general para evitar que estos temas sigan dando vueltas, como ocurre durante años y años”, explicó.
No toleremos un minuto más este prepotente, incesante, abusivo maltrato por parte de la CIDH, ente manifiestamente deformado, instrumentalizado y políticamente manipulado por la escoria comunista que, desde La Habana, maneja a la OEA, la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos; uno de cuyos viejos operadores es Carlos Rafael “el Gallo” Zamora, actual embajador cubano en nuestro país.
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