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Golpe de liderazgo

Fecha Publicación: 06/10/2019 - 22:00
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Al término del verano de 1992, a pocos meses de haber culminado la secundaria, había logrado ingresar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y a la Universidad de San Martín de Porres, en ambas a la carrera de Derecho; el 5 de abril de ese año se produjo el autogolpe de Estado, la decana de América fue tomada por el Ejército, sin fecha exacta de reapertura; con el apoyo de mi familia opté por la universidad privada, donde pude culminar la carrera y convertirme en Abogado. Recuerdo claramente los debates en clase, con posiciones encontradas, inclusive entre nuestros propios profesores: unos a favor y otros en contra del rompimiento del orden constitucional; luego se instaló el Congreso Constituyente Democrático – CCD, el mismo que tuvo la doble tarea de legislar y gestar una nueva Constitución, esta Carta fue aprobada mediante Referéndum (debuté electoralmente en esa consulta popular) y es la misma que tenemos vigente hasta hoy, con algunas enmiendas.

Han pasado 27 años desde aquella vez y ahora hemos vuelto a tener un Congreso disuelto por el presidente de la República, invocando la figura de la “cuestión de confianza” sobre un tema que tan solo le competía al Poder Legislativo, con carácter exclusivo y excluyente: la elección de los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional. Frente a este suceso, ha surgido una ola de destacados “constitucionalistas”, unos a favor y otros en contra de la decisión del gobernante; mientras tanto, los colectivos invadieron las calles y tienen programadas más marchas, unas en respaldo y otras en rechazo; tenemos a nuestro país polarizado con dos posiciones antagónicas; esperamos, sinceramente, que el Tribunal Constitucional resuelva el tema de la mejor manera y con estricto apego a la Constitución y que la resolución sea acatada por nuestras autoridades y representantes, donde no haya vencedores ni vencidos, sino un solo ganador: el Perú.

Nuestro país tiene gran capacidad de recuperación, gracias al espíritu de nuestra gente, estamos seguros de que saldremos airosos de este entrampamiento; la tarea que nos compete es hacer que nuestro Perú sea grandioso, para ello se requiere liderazgo, a lo largo de los casi dos siglos de república hemos vivido golpes de Estado y corrupción por doquier, el desarrollo o el retraso dependerá de la calidad de nuestros líderes. El liderazgo es importante en todas partes, quizá en el Perú más que en cualquier otro sitio, y es porque en nuestro país aún tenemos instituciones débiles, como el Poder Judicial, la propia Constitución, la sociedad civil, etc. Cuando las sociedades tienen instituciones fuertes, la diferencia que un buen líder puede hacer es limitada, pero cuando tiene instituciones débiles, solo un buen líder puede hacer o deshacer ese país. En los países desarrollados, el poder del gobernante es limitado, en los países en vías de desarrollo o subdesarrollados el poder es casi absoluto o procuran aquello, sin mucho esfuerzo.

Con optimismo aspiramos a una mejora en la calidad del liderazgo, debiendo superar el narcoterrorismo, la corrupción, el atropello a los derechos humanos, debiendo limpiar el desastre de los líderes pasados, mejorando las políticas macroeconómicas; no basta con crecer, debemos desarrollarnos. La nueva generación de líderes tiene una oportunidad única para transformar el país, creando prosperidad; necesitamos que las instituciones identifiquen y desarrollen a esta nueva generación de líderes de manera sistemática y práctica, convertir a estas personas en empresarios que creen los empleos que se necesitan, que intervengan en el gobierno y en las instituciones no lucrativas, que construyan las nuevas instituciones que necesitamos. La sociedad peruana y sus instituciones deben unirse con una visión común de desarrollar a la próxima generación de líderes; si identificamos y cultivamos cuidadosamente a los próximos líderes peruanos, esta generación que vendrá será la más grande que el Perú y el mundo haya visto.

Concluiré con una frase de Nelson Mandela: “De vez en cuando, una generación está llamada a ser grande. Tú puedes ser esa gran generación”.

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