Gobierno con sordera del lado derecho
Los mensajes recientes difundidos por el gobierno a través de los medios han dejado ruido en el ambiente. La declaración de Boluarte: “El tema del adelanto está cerrado”, atrajo duras críticas y acusaciones de querer “atornillarse” en el poder hasta 2026. Además, hubo dudas cuando el primer ministro rechazó la información de un medio que lo vinculaba con pagos indebidos de EsSalud. También, el nuevo ministro de Salud, Vásquez, acaparó la atención al desviar preguntas sobre su cercanía al golpista Castillo, usando la frase “no me preguntaron” ni la presidenta, ni el premier. Acuña trató de distanciarse rápidamente de la controversia, declarando “nunca les pedí un ministerio”. Cada asunto mencionado, ha evidenciado la falta de reflejos en la comunicación del gobierno frente a las estrategias manipuladoras de ciertos medios.
Estas turbulencias mediáticas no son novedosas si indagamos su origen. Resonaron con más fuerza hace unos meses y luego se desvanecieron. Basta con recordar las convulsiones sociales contra el gobierno, la injerencia de los mandatarios extranjeros del barrio latino y el frustrado adelanto de elecciones. Cada embate tuvo como propósito sumar un granito de arena al desgaste y al debilitamiento del frágil gobierno, cuya aprobación es baja según las encuestas. “Ya caerá... sea un ministro, un premier, hasta que consigamos sacar a Dina”, dijo un opositor malintencionado.
¿Qué pasaría si Otárola cae? Nada bueno. Precisamente porque él ha sido el artífice de la conformación del Gabinete Técnico que Boluarte necesitaba para seguir adelante. En la trayectoria del gabinete se ha requerido de ciertos ajustes para corregir sus imperfecciones, pero pudo avanzar en la dirección correcta. Nunca ha contribuido a la parálisis económica en la que nos sumergió el golpista Castillo y su equipo de prontuariados. Estos últimos, enquistados en el Estado y sus ministerios, cometieron barbaridades sin descanso.
Más bien, el gabinete Otárola actuó con discreción, impulsando el Plan con Punche para la reactivación económica de diversos sectores y regiones. Además, promulgó un paquete de decretos legislativos que incluyen la simplificación y la mejora de la calidad regulatoria mediante las facultades otorgadas por el Congreso. Algunos están siendo implementados, empezando por la derogación de legislaciones obsoletas. Finalmente, se dio inicio al proceso de adhesión de Perú a la OCDE. El premier consiguió el respaldo del Congreso por su gestión, pero aún no tiene el apoyo de los medios que aprovechan que la ciudadanía califica muy bajo al gobierno.
Entonces, Otárola debe actuar para que eso ocurra. Debe abordar los temas clave que permitan la interacción política con todas las fuerzas democráticas, como son: la reforma del Estado y la exterminación de todas las venenosas hormigas senderistas que se reagrupan en el CONULP y amenazan con una delirante Tercera Toma de Lima, cuando las dos anteriores fueron un bluf. Estos temas son impostergables porque requieren de mucha comunicación efectiva para interactuar con todos los involucrados.
La gran desventaja de dejar de escuchar una perspectiva, opinión o sugerencia está en la limitación para construir puentes valiosos. El gabinete Otárola fue volviéndose cada vez menos amplio, pero estuvo libre de críticas a los perfiles no ideologizados hasta la llegada de Vázquez, un aliado de la extrema izquierda. ¿Qué propicio el error? No importa, ¡corríjanlo! No obstante, si las fricciones con el hermano presidencial fueron la causa, eso vuelve indispensable a Otárola. A Nicanor Boluarte se le ve el fustán de que sólo quiere actuar para formar su partido colocando hormigas en el IPD, sin importarle el dolor que puedan provocar a su propia hermana cuando la piquen. Entonces, el premier debe recuperar su habilidad de escuchar con el oído derecho, recordando la sabía frase de Konrad Adenauer: “En política lo importante no es tener la razón, sino que se la den a uno”.
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