Ghana suspende relaciones con la RASD
Mejor estreno no ha podido tener el flamante gobierno de la República de Ghana –país de África Occidental–, con su nuevo presidente, John Dramani Mahama, de decidir suspender sus relaciones con la autoproclamada “República Árabe Saharaui Democrática” – RASD, que no existe para el derecho internacional ni para la Organización de las Naciones Unidas, que no la reconoce, no hallándose por esa razón, entre los 193 Estados miembros de la ONU como sí es el caso de Perú, Ghana, Marruecos, Somalia, etc. La gran noticia de Estado ha corrido como la pólvora por todo el continente africano y el mundo entero, y confirma al mismo tiempo que la tendencia hacia la sensatez nacional por parte de los países del globo de concebir absolutamente incompatible seguir sosteniendo una vinculación política con una entidad ficticia que lo único que ha hecho es mantenerse como un óbice hasta para los propios países como Ghana que siguen ávidos insertándose e interactuando con los Estados ciento por ciento juridizados del mundo. Ghana, con 238,533 km2 de superficie y una población que llega casi a los 31.5 millones de habitantes, es una de las naciones del África subsahariana o África negra, que ha tenido uno de los crecimientos más relevantes de esa región, y hallándose rodeado de naciones con inestabilidades y desequilibrios sociopolíticos, más bien se ha destacado por constituir un país estable, de tal manera que es el Estado africano que más voluntarios viene brindando a los cascos azules de las Naciones Unidas, el mayor foro político planetario, del cual la también llamada “Tierra del Oro” vive orgullosa de haber contado al diplomático ghanés, Kofi Annan, como el séptimo secretario general de la ONU y por dos períodos (1997-2006). Desde el año 2000 van 46 países (16 africanos) que han venido progresivamente decidiendo desvincularse de la RASD, siendo Panamá –mirando a nuestra América Latina–, el anterior a Ghana, y extraordinariamente significativo que lo hiciera en nuestra región toda vez que fue precisamente Panamá el primero de las Américas que reconoció a la RASD en 1979 –coincidentemente el mismo año que Ghana–, y que hoy, ambos países, como los referidos, otros 44, se han decidido por actos soberanos de rectificación, propios de países serios que sencillamente han asumido una circunstancia de naturaleza incompatible con sus propios destinos ante la comunidad internacional, seguir manteniendo una relación bilateral que no pasó de hallarse únicamente hilvanada. Con la decisión de Ghana en la víspera, no perdamos de vista que el rompimiento o suspensión de las vinculaciones con la RASD significa, contrario sensu, el reconocimiento de la soberanía del reino de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y la aceptación de la propuesta de autonomía para esa región meridional marroquí, que fuera presentada a las Naciones por el rey Mohamed VI en 2007, y que ha sido considerada -erga omnes-, realista, seria y creíble. Finalmente, nos debe quedar como ejemplo, la racha de eficacia por resultados de la diplomacia marroquí, que viene cumpliendo las instrucciones de su monarca, con elevada visión de Estado.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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