Gam monumental

Tenía una misión que cumplir en la exposición de Gam Klutier para la que Trazos sin tiempo es un acierto como título. La misión que no era imposible y había llevado con la mayor y mejor de las buenas voluntades puesta al cien, con una cierta incomodidad tuve que guardarla en el bolsón de los no cumplidos por la inesperada presencia de ese, pero que no es manzana, llegó por la vía equivocada.

Bolsón LV que luego o después de un tiempo abro para poner las cosas en orden. Aunque es bueno saber que algunas poquísimas veces los guardados quedan ahí para eterna memoria.

En el primer renglón escribí el título de la muestra es un acierto, y creo lo es, porque en esas sesenta y cinco piezas, creadas especialmente para esta sala, tienes el ofrecimiento de esas visiones que en los volúmenes de las esculturas como en el complejo entramado de seres, objetos, formas con que se cubre el lienzo de gran formato y asoma en los pequeños dibujos, traen esa voz de libertad, de ausencia de presiones, mientras recibes esa fluidez que puedes seguir en esos Trazos que tienen una existencia sin tiempo.

Están tomados de un momento de un instante cualquiera, aquí o allá, donde vivieron ayer y mañana pudiera también ser su día. Viéndolos, aceptándolos, puedes organizar tu historia con lo que Gam te propone en ese mundo de limpieza en el que no hay, hasta donde veo, el asomo de un pesar o el peso de la culpa.

También disfruto en esta muestra el poder ocupar un espacio y ser parte en el gran espectáculo puesto en todos los ambientes del PLAM con la obra del artista nacido en Delft, Holanda, con cincuenta años siendo un ser con luz en el Perú y que ahora en Miraflores brilla en la sala que ocupa el local de la antigua Municipalidad frente al Parque Central, fácil de llegar.

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