Gallinazo no come gallinazo
Víctor Andrés García Belaúnde, Vitocho, excongresista y figura legendaria de Acción Popular, ha calificado a la Comisión de Fiscalización del Congreso como una “cueva de ladrones”, y dirigido críticas severas contra su vicepresidente, congresista Carlos Zeballos Madariaga. Considera una degradación ética del Legislativo el hecho de que Zeballos haya usado al partido Acción Popular como trampolín político para postular por Puno, respaldado por el tránsfuga Yonhy Lescano; para luego abandonar el partido una vez electo. Porque no hay duda de que Acción Popular, el partido de toda su vida —fundado por su tío, Fernando Belaunde Terry— fue secuestrado por una escoria que lo escoró a la izquierda extrema; posición que, hasta los años noventa, jamás había abrigado. Es más, Lescano convirtió a Acción Popular en felpudo de Perú Libre, partido político comunista que llevó al poder al golpista, pro-Sendero Luminoso Pedro Castillo. Desde entonces, ese partido y sus simpatizantes se sometieron a la dictadura del sátrapa cajamarquino, que convirtió Palacio de Gobierno en una covacha de ladrones. Simultáneamente, transformó al Legislativo en sucursal del Ejecutivo, induciendo a congresistas de diferentes partidos a recibir prebendas económicas y/o asignaciones políticas remuneradas, para sus familiares y amigos; a cambio de que ellos voten a favor y/o en contra de lo que les ordene Palacio de Gobierno, convirtiendo desde ese momento a aquellos legisladores en topos de Perú Libre, luego bautizados como “niños”. Esa denominación nace de la declaración como “colaboradora eficaz” de Karelim López, quien los calificó así porque “a cambio de prebendas, acataban como niñitos lo que ordenaba el presidente”. Estos tránsfugas siguen procesados por pertenecer a una presunta organización criminal, y además por tráfico de influencias y cohecho.
Vitocho critica, justificadamente, que no existan exigencias éticas ni morales para ocupar cargos en el Parlamento. Inclusive acusa a Zeballos, vicepresidente de la Comisión de Fiscalización, de tener “más anticuchos”; agregando que su comisión opera como una “junta de impresentables”, sin autoridad moral para fiscalizar; y que sus integrantes comparten su responsabilidad.
Pero, adicional a ser “niño”, ¿qué más le imputa García Belaúnde al congresista Zeballos? Tener antecedentes por peculado en una obra en Juliaca (2012), razón por la cual fue denunciado por omitir sentencias judiciales en su declaración electoral; igualmente, enfrenta otra acusación por despedir a una trabajadora gestante; y además, constitucionalmente está imputado por presunto peculado en el direccionamiento de la contratación para confeccionar los pasaportes; finalmente, ¿también está incriminado por tener vínculos con una organización criminal?
Con semejante prontuario, ¿cómo es posible que el tal Zeballos ocupe el cargo nada menos que de vicepresidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso del Perú? ¿Acaso un cuestionado como él puede fiscalizar las labores de sus pares en el poder Legislativo? ¿Acaso con semejante atestado puede objetar las funciones de un burócrata de rango medio o bajo, en cualquier entidad del Estado? Pues este Parlamento es culpable de que se permita semejante barbaridad, sin que sea denunciada por la mayoría legislativa. ¡Porque, como gallinazo no come gallinazo, esa gran mayoría de nuestros parlamentarios practica encantada la misma inmundicia!
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