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¿Futuro político de Vizcarra?

Fecha Publicación: 25/01/2019 - 22:30
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¿Cuál va a ser el futuro inminente –en estos próximos meses- del presidente Martín Vizcarra? ¿A quién culpará de los problemas que ya han empezado a enrostrarle los ciudadanos defraudados por su inexperiencia como estadista, como por la orfandad de la gestión del gobierno que encabeza? Su último acto ha sido el procaz fracaso de su engreído sector Vivienda, del cual depende la infame empresa estatal Sedapal. Dicho sea de paso, Sedapal recibió conforme el cambio de una tubería de alcantarillado que colocaran Graña y Montero con Odebrecht como parte de los trabajos de la Línea 2 del Metro. Tubería que reventó hace ya casi un mes, anegando decenas de manzanas del megadistrito de San Juan de Lurigancho con catastróficos resultados para miles de sus residentes. Unos amenazados por plagas producto de las aguas servidas encharcadas en centenares de viviendas que, además de arruinar su propiedad –tanto la estructura como el mobiliario de sus casas- vienen produciéndoles enfermedades contagiosas. Y a otros muchísimos miles de pobladores de este distrito privándoles de agua potable en pleno estío. Un mes que el régimen Vizcarra –Sedapal, Ministerio de Vivienda, etc.- exhibe gran ineptitud para solventar la rotura de un tubo de alcantarillado, agravada por el corte de agua potable para muchos otros ciudadanos de este mismo distrito. Y un mes cumplido que la gestión Vizcarra no emplaza a Graña y Montero ni Odebrecht, culpables iniciales de este atentado en San Juan de Lurigancho. Y tampoco remueve al ministro de Vivienda, responsable político de semejante entuerto. Esta temeridad se suma a la ineptitud del gobierno Vizcarra frente a la desgracia sufrida por millones de pobladores que siguen viviendo en extremas condiciones de precariedad debido a que hace ya dos años padecen los estragos del Niño Costero. Y el Estado –vale decir, el Ejecutivo que preside Vizcarra, al cual el Congreso otorgó facultades extraordinarias ilimitadas para atender semejante desgracia- apenas ha invertido 40 % de los recursos que tiene a su disposición para ejecutar obras que prometió completarlas en un año.

Rebasaría esta columna resumir los demás yerros del gobierno Vizcarra por los cuales la ciudadanía le está pasando factura al mandatario. Empezando por aquella insufrible inseguridad ciudadana. En ese sentido debilitado el Congreso; consolidada la diáspora de la oposición; capturado el Ministerio Público abocándolo hoy casi en exclusividad a perseguir a los opositores del oficialismo; encapsulada la gran prensa sometida al soborno llamado avisaje estatal; y habiendo secuestrado ya sus asesores marxistas el control del Estado, ¿qué puede hacer en adelante el presidente Vizcarra para encarar a una población gradualmente indignada, en estos precisos momentos en que arranca una escalofriante campaña preelectoral para definir al siguiente gobernante peruano? ¿Acaso prestará oídos a sus asesores marxistas postulando a la presidencia bajo cualquier pretexto, como suelen hacerlo los jerarcas reeleccionistas Maduro, Morales, etc.? El Perú no es Venezuela. Ni tampoco Bolivia o Nicaragua. El voto mayoritario y aplastante de las elecciones 2016 lo determinó de manera indubitable: 74 % de los peruanos votó por el centro político. Entiéndalo bien, presidente Martín Vizcarra.