¿Fujimori candidato presidencial 2026?

A poco menos de un mes para el cierre del límite de inscripción en partidos políticos para quienes desean postular a las elecciones generales del 2026, ha comenzado una serie de afiliaciones de personalidades que ya mostraban interés por participar en la política, acompañadas de apariciones públicas donde aseguran estar preparados para guiar el futuro de la nación.

También han comenzado las declaraciones públicas de autoridades, como las del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, quien ha comentado su posible interés por postular a las elecciones del 2026, argumentando que no se puede dejar el país en manos inexpertas y corruptas. En caso de concretarse su candidatura, su gestión enfrentando los peajes de la corrupción y logrando la suspensión de su cobro será sin duda uno de sus principales estandartes.

Sin embargo, el personaje político que ha generado mayor atención esta semana ha sido Alberto Fujimori. En este contexto de afiliaciones y presentaciones públicas, Fujimori se ha afiliado al partido Fuerza Popular, mostrando en redes sociales un video interesante por su semiótica y mensaje escrito: “el líder fundador del fujimorismo toma su lugar…”.

El video ha encendido pasiones en el electorado peruano, generando un fuerte debate entre quienes se encuentran a favor de una posible candidatura de Alberto Fujimori y entre quienes ven en esto una aberración cuasi religiosa.

Desde que se concretó el indulto a Fujimori, se ha debatido sobre la viabilidad de su postulación a la presidencia. Incluso encuestas recientes lo posicionan por encima de Keiko Fujimori como mejor candidato del fujimorismo.

Esto no sorprende, considerando la imagen de orden y prosperidad con mano dura que proyectó su gobierno tras el caos de los partidos tradicionales en los años 80.

Para una parte importante de la población, las colas, la hiperinflación, la migración masiva, aún siguen presentes en sus memorias, así como los coches bomba, los apagones, los asesinatos a dirigentes y políticos, los terroristas en las universidades públicas o entrando a pueblos a desencadenar su insania maoísta, además de tantos otros males que terminaron durante el gobierno de Fujimori.

Narrativamente, el fujimorismo parece tener claro que su candidato presidencial para las elecciones del 2026 es Alberto Fujimori. Sin embargo, esto es fácticamente imposible por ahora, ya que su condición de sentenciado por delitos dolosos le impide participar. Recientemente, se discutió en el Congreso una modificatoria que, de aprobarse, permitiría su postulación. No obstante, debido a incongruencias en el texto, fue devuelta a la Comisión de Constitución, presidida por el fujimorismo.

Es relevante considerar que esta modificación constitucional también podría beneficiar a Antauro Humala, personaje que asusta a muchos políticos por sus posiciones radicales y atrae tantas pasiones como Fujimori, con férreos seguidores y biliosos odiadores.

La presencia electoral de ambos personajes resulta relevante por el contexto de crisis institucional y de seguridad en el que vivimos, donde cada día parece más obvio que la población decidirá por un mensaje radical o de mano dura en la próxima elección.

La congresista Patricia Juárez, en respuesta a varios de sus colegas que buscan inhabilitar a Humala, ha mencionado que a “Antauro hay que ganarle en la cancha”, sugiriendo una posible competencia electoral directa.

Así, parece coherente asumir que, de cara a las elecciones del 2026, el fujimorismo considera que sus mayores posibilidades de éxito residen en tener a Alberto Fujimori como candidato presidencial y a Antauro Humala como principal contrincante en una eventual segunda vuelta; así podrán medir su mano dura con resultados de los 90, contra un discurso radical que podría alejar las inversiones del país.

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