¡Fuera, Guido Bellido!

Infortunadamente, aún no alcanzan los votos en el Congreso para la vacancia de Pedro Castillo. A lo sumo, son 79 votos con los que cuenta la oposición y se necesitan 87 para defenestrar al sombrero (los votos faltantes son de los oficialistas de Somos Perú y el Partido Morado). Por tanto, las balas -incluida la de “plata”- deben apuntar a desechar al inefable Guido Bellido, quien es investigado por los delitos de apología al terrorismo, terrorismo y lavado de activos. El que le gusta hacerse el payaso es imputado de defender a senderistas, de visitar a los campamentos terroristas en el Vraem y de integrar la supuesta organización criminal (Perú Libre), a la que pidió “balas” para su campaña congresal y para pagar la reparación civil de Vladimir Cerrón.
Después de la renuncia del decrépito Héctor Béjar a la Cancillería, es inaceptable que este Gabinete del terror consiga el voto de confianza en el Parlamento. Sin embargo, la salida de Béjar no es obra del Congreso, sino de la presión ciudadana que rechazó sus execrables declaraciones contra la valerosa Marina. “El terrorismo en el Perú lo inició la Marina, y eso se puede demostrar históricamente; han sido entrenados para eso por la CIA”, fue lo que dijo el admirador de Fidel Castro.
Lo que querían hacer los novatos del Palacio Legislativo era ir paso a paso y, primero, interpelar al guerrillero, para, después de escuchar sus “excusas”, recién pensar en su censura. Era una ingenuidad monstruosa. Para la censura de algún ministro, se requieren 66 votos. Mucho Twitter y poca acción de los supuestos representantes de los “partidos” democráticos que, más bien, parece que temen perder sus 15 mil soles de sueldo, seguridad, chófer y demás gollerías.
La permanencia de Bellido en el Ejecutivo es un insulto a los miles de caídos por el terror y sus familiares. No hay mejor forma de perder una “bala de plata” que rechazando a un filoterrorista confeso. El mensaje será contundente. Y, si bien el Legislativo estaría a un paso de su disolución, el sentimiento de vacancia presidencial ya se habrá instalado en el “pueblo”, pues la lucha contra el terrorismo es lo único que nos puede unir en este momento sombrío.

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