¡Fuera Domingo Pérez y Marita Barreto de la Fiscalía!

La presencia de los fiscales José Domingo Pérez y Marita Barreto en el Ministerio Público es insostenible. Ambos afrontan serios cuestionamientos e investigaciones que, a continuación, pasaremos a detallar.
A estas alturas, pocos avalan la persecución ideológica que ha emprendido Domingo Pérez en contra de políticos y empresarios opuestos a su pensamiento zurdo. Este integrante del Equipo Especial Lava Jato —comandado por el oenegero Gustavo Gorriti, según testimonio de Jaime Villanueva— ha dedicado todo su tiempo a intentar ajusticiar a Keiko Fujimori, a quien, por cierto, consiguió meter presa tres veces de forma preventiva; es decir, sin que esta tenga condena definitiva alguna.
A pesar del esfuerzo de Pérez por enjaular de por vida a Fujimori Higuchi, el juicio por el caso Cócteles se está cayendo como castillo de naipes, dado que los aportes irregulares de campaña no eran delito durante los procesos electorales de los años 2011 y 2016, sino una mera falta administrativa, de tal forma que no se configura lavado de activos por ningún lado.
Pero Domingo Pérez no solo va a ser derrotado en este juicio, sino que afronta una investigación fiscal por el supuesto delito de enriquecimiento ilícito. El fiscal Reggis Chávez halló un desbalance patrimonial de 131 mil soles entre los años 2018 y 2023. Este lapso coincide, ¡vaya casualidad!, con la designación de Pérez como parte del equipo de fiscales que investiga los actos de corrupción cometidos por Odebrecht y compañía.
Dicha pesquisa está esperando que el fiscal de la Nación interino, Juan Villena, autorice que pueda pasar a etapa preparatoria. De no dar luz verde para que esto ocurra, Villena se convertirá en cómplice de Pérez y podría ser denunciado constitucionalmente por encubrimiento personal.
La situación de Barreto es igual de embarazosa. La coordinadora del Eficcop se hizo del amén de los caviares al tenderle una trampa a su exjefa, Patricia Benavides, a quien, luego de solicitarle 10 días para ordenar sus asuntos antes de dejar el importante cargo que hoy ostenta, armó un organigrama —junto al suspendido coronel PNP Harvey Colchado— en el que colocó a Benavides como presunta cabecilla de una organización criminal. Lo que sucedió después es conocido: la exfiscal de la Nación fue defenestrada de manera exprés por la caviarísima Junta Nacional de Justicia (JNJ), entidad que violó el debido proceso flagrantemente.
Además, en las últimas semanas, hemos conocido, gracias al dominical ‘Contracorriente’, que Marita Barreto se convirtió en abogada de forma irregular (acabó la carrera de Derecho en 11 años y llevó 17 cursos —o 57 créditos— en un semestre, lo que es humanamente imposible), y también que no existe su tesis de maestría, aunque supuestamente se graduó con honores en Alas Peruanas. No extraña, sin embargo, que la formación académica de Barreto sea una farsa, pues, en una entrevista con un medio local, la fiscal declaró que los investigados deben probar su inocencia y no la Fiscalía su culpabilidad.
Sumado a ello, Marita Barreto cometió un delito en vivo y en directo al revelar la identidad del periodista Carlos Paredes como testigo protegido, por lo que, de ser hallada culpable, podría ser sentenciada a siete años de prisión. Por este caso, el Ministerio Público la indaga preliminarmente, ya que, además de poner en peligro la vida del hombre de prensa, Barreto, de acuerdo a un audio difundido por Paredes, le entregó información reservada de una investigación seguida al legislador izquierdista Guillermo Bermejo, quien, por supuesto, interpuso una denuncia en contra de la fiscal.
Tanto Pérez como Barreto deben ser expectorados de la Fiscalía, pero el problema es que el ente encargado de hacerlo, la JNJ, no aplica la ley para sus amigos, como sí lo hace con sus enemigos, evidenciando un doble rasero impresionante. Tendremos, entonces, que esperar que la nueva composición de la Junta lleve a cabo este acto urgente de higiene.

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